lunes, febrero 12, 2007

Madrid - Canal de Isabel II ( CYII)

El Canal de Isabel II (CYII), es una de las mayores obras de ingeniería realizadas nunca en nuestro país, equiparable al Canal de Castilla o el paso ferroviario por el Puerto de Pajares, que salvaba León de Asturias, realizado en el mismo periodo.

Su construcción fue impulsada e incluso financiada personalmente por la Reina Isabel II siendo el alma del proyecto su ministro Bravo Murillo, que da nombre a la calle de Madrid donde se establecieron los primeros depósitos.

Los orígenes

A mediados del siglo XIX, Madrid tenía una población de 220.000 habitantes y disponía de un sistema de abastecimiento de agua basado en el aprovechamiento de recursos subterráneos, captados mediante perforaciones que drenaban los macizos rocosos.
Estos recucrsos eran posteriormente canalizados hacia depósitos emplazados en la ciudad mediante galerías subterráneas, conocidas como viajes del agua, algunas de las cuales llegaron a alcanzar longitudes superiores a los 14 km.

Desde los depósitos se distribuía el agua a las fuentes, y de allí era transportada a las viviendas por los aguadores, cuerpo que llegó a estar integrado por 900 personas.


Antecedentes. Los Aguadores

Este sistema –que fue introducido durante la presencia de los árabes-, era capaz de aportar a la ciudad en torno a 2.150 metros cúbicos al día, cantidad que supone una dotación de unos 10 litros por habitante y día, menor, con gran diferencia, a la disponible en las grandes capitales europeas de esa época.

Entonces la ciudad tenia unos 236.000 habitantes. 900 guadores que tenían una clientela fija, subían el agua a las casas con las tradicionales cubas, haciendo de recaderos y bomberos. Tenían una merecida fama de fieles y laboriosos.

No obstante, el sistema era incapaz de asegurar el abastecimiento de la población en situaciones de sequía y, mucho menos, de posibilitar las expectativas de crecimiento y desarrollo de la ciudad, con el consiguiente incremento de la demanda de agua urbana e industrial. A ello se unía el estado de abandono y putrefacción en que se encontraban las conducciones subterráneas de agua madrileñas.

Tal era la situación que, en marzo de 1848, Juan Bravo Murillo, entonces Ministro de Instrucción, Comercio y Obras Públicas, encargó a una Comisión integrada por los ingenieros Juan Rafo y Juan de Ribera estudiar los proyectos de suministro de agua a Madrid que se hubieran redactado con anterioridad, especialmente los de Pedro Cortijo y Francisco Javier Barra, con objeto de analizar posibles alternativas al sistema de abastecimiento existente.

En diciembre de ese año, la Comisión presentó su informe, conocido como Memoria sobre la conducción de aguas a Madrid, en el que se propone una solución consistente en disponer de una presa en el río Lozoya, en el lugar conocido como Pontón de la Oliva. Una conducción de unos 70 km uniría el embalse con los altos de Chamberí y se construiría un depósito con una capacidad suficiente para garantizar el consumo de la población durante cinco días.

Santa Engracia
La fallida pretensión de financiar las obras con fondos privados y la salida de Bravo Murillo -principal impulsor de las mismas- del Gobierno fueron las causas relevantes de que la ejecución del proyecto se retrasara dos años. Hubo que esperar al regreso de Bravo Murillo a la Jefatura del Gobierno –enero de 1851- para que el proyecto se relanzara. El 18 de Junio de ese mismo año, la Reina Isabel II firmó el correspondiente Real Decreto para la ejecución de las obras para el abastecimiento a Madrid y que supuso, de hecho, la creación del Canal de Isabel II.





El proyecto contó con la financiación del Ayuntamiento de Madrid y de diversos miembros de la Familia Real, de la nobleza y algunos inversores privados. Entre ellos, destaca la aportación de la propia Reina Isabel II, que ascendió a cuatro millones de reales.

Las obras se iniciaron el 11 de agosto en la presa del Pontón de la Oliva y finalizaron en 1858, después de siete años de intensa actividad, jalonada por numerosos problemas económicos (déficit de financiación durante el bienio 1854-1855) y técnicos, motivados, fundamentalmente, por las filtraciones que se detectaron en el embalse del Pontón de la Oliva.

Fue uno de los primeros proyectos de ingeniería completamente documentados (como después haríaTelefónica, entre otras empresas), gracias a la colaboración del fotógafo galés Charles Clifford


Alrededor de 2.000 trabajadores, 1.500 presos, muchos de ellos carlistas, con 400 bestias de carga, picaban y excavaban, trabajando durante cinco años, el primer tramo descomunal, de 77 kilómetros, recordado como uno de los más amargos, para que por primera vez el agua del río Lozoya llegara al depósito de Islas Filipinas
Hace 150 años, se inauguraba oficialmente el Canal de Isabel II el 24 de junio de 1858, con la presencia de la soberana, entrando en funcionamiento la primera fuente con surtidor en la calle Ancha de San Bernardo, frente a la Iglesia de Montserrat.


Deposito nº 3 en restauración (2006)


Un cuarto de millón de habitantes necesitaban el agua al igual que unos pocos privilegiados disponían de ella sin salir de casa gracias a la conducción privada de agua. El Canal de Isabel II, inaugurado en 1858, sólo servía agua rodada que llegaba a los consumidores por gravedad desde los depósitos enterrados.

En 1900, un nuevo Proyecto de Distribución de Agua contemplaba la necesidad de disponer de dos tipos de agua: elevadas y sobre elevadas. Los depósitos enterrados estaban en la zona de Santa Engracia, a 690 metros de altitud sobre el nivel del mar y sólo servían agua a todos los pisos de las casas cuyos portales estuvieran por debajo de los 670 metros y las aguas sobreelevadas se bombeaban directamente contra la red de distribución.

Así surgió el Depósito de Santa Engracia, para que el agua llegase a los pisos altos de las nuevas viviendas que se construían en las zonas del Ensanche: Salamanca, Chamberí y Cuatro Caminos. El agua se bombeaba desde los inmediatos depósitos enterrados hasta el vaso del depósito elevado y desde allí se distribuía por gravedad, elevando el nivel de salida del agua a la red 32 metros con respecto al nivel anterior.

En 1940 el construye en la Plaza de Castilla de Madrid su deposito regulador para el suministro de agua a la capital. La arquitectura de las oficinas y talleres está marcada por el estilo de la época, el mismo que veremos en numerosas instalaciones industriales asturianas, especialmente en minería y siderurgia
Actualmente dichos edificios, insertos en el corazón financiero de la capital, han sido restaurados y orientado su uso a salas de exposiciones y conferencias para su alquiler a empresas.

En particular, la nave industrial que ahora es el auditorio es un buen ejemplo de reconversión a otros usos de un edificio industrial. No hace falta irse a Alemania para aprender. Aquí cuando queremos también sabemos hacerlo ( La Curtidora en Avilés) y el Canal es modélico en este sentido como ejemplo de industria aún activa que reasigna sus instalaciones a otros usos, sin cesar en su actividad productiva.

En cuanto a infraestructuras, el Canal se articula hoy en día en base a una sucesión de embalses y conducciones que transcurren, básicamente por el noroeste de Madrid y zonas colindantes de Guadalajara.
En resumen, el CYII es una gran empresa Madrileña, con un considerable y valioso patrimonio industrial en uso, sea dedicado al transporte y distribución de aguas para el que fue diseñado , sea para nuevos usos y puesta en valor. Realmente es un ejemplo a seguir en materia de conservación patrimonial.







Agradecimiento a Alvy, Loterias del Estado y Fundación del Canal de Isabel II por el uso de los materiales citados no propiedad de los autores.

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