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El Ararteko pide la paralización del desmontaje y traslado del edificio protegido de la fábrica de gas. Estima una reclamacion de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial.
SAN SEBASTIÁN. DV. El Defensor del Pueblo Vasco ha solicitado la paralización de las obras de derribo y traslado del edificio protegido de la antigua fábrica de gas. El Ararteko, Iñigo Lamarka, ha estimado una queja de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (AVPIOP) al considerar que las instituciones, fundamentalmente el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, no han garantizado el cumplimiento del régimen de protección establecido para el gasomotor y el edificio que lo contiene en el decreto de calificación de los mismos como Bien Cultural con categoría de monumento. La paralización de estos trabajos supondría un nuevo retraso en la construcción del nuevo colegio público de Morlans y en la edificación de las 584 VPO previstas en la zona.
Tras varios años de gestiones, negociaciones y polémicas en torno al planeamiento urbanístico del barrio de Morlans, el Ayuntamiento aprobó en enero del año pasado el Plan Especial de Reforma Interior (Peri) que posibilitaría la transformación de la parcela de la antigua Fábrica de Gas y su entorno. Un expediente urbanístico muy complicado porque finalmente se acordó que el nuevo colegio se levantaría en el lugar que ahora ocupa esta ruina industrial. Esta decisión es la clave del desarrollo del nuevo barrio de vivienda protegida, porque la construcción de los pisos requiere el derribo del actual colegio -al fondo del área a transformar- y éste exige previamente la edificación de la nueva ikastola. Todo un encaje de bolillos que ha necesitado años de negociaciones con el Departamento de Educación, con la comunidad escolar de Amara Berri y con el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco que, en 2002, publicó un decreto de protección como Bien Cultural del gasómetro, del gasomotor y del edificio que contiene a este último elemento.
La fábrica de gas estaba compuesta por tres inmuebles: el de oficinas, el que contiene el gasomotor y el laboratorio. Este último no contaba con ninguna protección y fue derribado el pasado noviembre. El de oficinas -el primero que se ve desde el paseo de Errondo- está protegido por el propio planeamiento municipal y el Peri preveía la preservación de su recuerdo histórico mediante la incorporación de sus elementos arquitectónicos más valiosos al polideportivo que se construirá al fondo del nuevo barrio.
La polémica se centra en el edificio central de la fábrica de gas. Ayuntamiento y Departamento de Cultura interpretan que el decreto 290/2002 de calificación del mismo como Bien Cultural no impide su desmontaje y traslado a otro lugar de la parcela. El Ayuntamiento acordó con el Departamento de Educación reconstruir este inmueble como entrada del nuevo colegio. En su interior se conservaría el gasomotor y el resto de su superficie se dedicaría a gimnasio de la ikastola. ¿Por qué era necesario mover unos metros el edificio? Porque la descontaminación de los suelos sería mucho más complicada y porque la alternativa de construir el nuevo colegio alrededor de este inmueble anulaba las opciones prácticas de que contar con unas zonas deportivas en condiciones. Cultura abrió la puerta a trasladar pieza a pieza el edificio como proponía el Ayuntamiento.
Reforma o reconstrucción
La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial recurrió al Ararteko, y esta institución ha emitido un informe, con fecha 27 de diciembre, contrario al derribo y traslado del inmueble protegido. El Defensor del Pueblo juzga que que el decreto 290/2002 sólo permite «obras de reforma» o la «reconstrucción filológica» de aquellas partes del edificio protegido que hayan sido derrumbadas. «En ningún momento establece la posibilidad del desmontaje o traslado de la central eléctrica o del gasomotor», precisa el Ararteko.
Indica además que las instituciones han actuado en este asunto «al revés» de como hubieran debido ya que en vez de «adecuar el planeamiento al régimen de protección de los bienes culturales», se ha solicitado al departamento de Cultura que «apruebe el traslado del edificio y el cambio de uso para validar la ordenación prevista en el Peri de Morlans».
La autorización para proceder al traslado del edificio protegido se concreta en un escrito en tal sentido firmado por el viceconsejero de Cultura el 4 de abril de 2006 dirigido al concejal de Urbanismo donostiarra.
El Ararteko, Iñigo Lamarka, realiza una recomendación formal al Departamento de Cultura del Gobierno Vasco para que informe el Peri de Morlans aprobado por el Ayuntamiento «de forma motivada», para «garantizar que los bienes calificados en la antigua fábrica de gas sean conservados con sujeción a los criterios de protección establecidos», o bien siga los procedimientos establecidos legalmente para modificar el régimen de protección. También pide la «suspensión cautelar de la obras de desmontaje y traslado del edificio». Por último, y aunque no figura como recomendación formal, el Ararteko recuerda al Ayuntamiento que el Peri de Morlans requiere de un «informe vinculante» del Departamento de Cultura y debe publicarse en el Boletín Oficial de Gipuzkoa «para evitar ser tachado de nulidad».
EL GAS EN SAN SEBASTIAN (EXTRACTO)
Con objeto de sustituir los antiguos faroles de aceite que alumbraban la ciudad, en 1861 la "Empresa del Alumbrado de Gas de San Sebastián", de capital mixto -privado y municipal- dispuso su fábrica y gasómetro (depósito regulador) al pie del Cerro de San Bartolomé, cifrándose su producción en unos 300 m2 diarios. En 1893 el servicio fue municipalizado bajo la denominación de Fábrica Municipal de Gas de San Sebastián s. a, procediéndose al traslado de la Fábrica a Morlans. La producción de la nueva fabrica aumentó hasta 500 m3 diarios con objeto de atender la creciente demanda de gas, que en 1939 había ascendido ya hasta 28.000 m3 diarios.
Entre el diverso material que se trasladó de la vieja a la nueva fábrica destaca el gasómetro de 800 m3 de capacidad construido en Lyon por la casa Bonet-Sparing y Cie. Disponía de una cuba metálica y guías tangenciales de 14,8 m. de longitud rematadas con pequeños detalles ornamentales. La estructura de la cuba metálica es de juntas y engranajes remachados y un novedoso sistema interno de mantenimiento totalmente realizado en madera. Constituye uno de los elementos conservados de la Fábrica de Morlans por su interés en el campo de la arqueología industrial.
El combustible distribuido era el denominado "gas ciudad", inicialmente obtenido a partir de la combustión del carbón y, desde 1970, de derivados del petróleo, gracias a un sistema de "craking catalítico de naftas ligeras" con capacidad para producir hasta 10.000 m3/hora.
En la década de 1980 entró en servicio el gasoducto de alta presión Barcelona-Valencia/País Vasco, propiedad de ENAGAS, al que se conectó el gasoducto Bergara-Irún, propiedad de Gas Euskadi. De éste último parten gasoductos de media presión que proporcionan gas natural al usuario industrial y también la red de distribución para usos domésticos explotada por la "Fábrica Municipal de Gas de San Sebastián", que comienza a utilizar la marca comercial "Donostigas".
La red principal que surte actualmente a los barrios centrales consta de cuatro arterias que parten de las instalaciones de Donostigas en Morlans, surtida por el gasoducto de Gas Euskadi que llega desde la zona de Oriamendi.
Hasta la llegada del gas natural estas cuatro arterias fueron: Oeste (Antiguo, Bidebieta II e Ibaeta), Centro (Parte Vieja, Ensahche y Gros), Eguía (pasando por el Paseo de los fueros y puente de María Cristina, dando servicio a Eguía, Intxaurrondo Norte y Ategorrieta) y Amara. Las citadas arterias tenían un diámetro de 250 mm, excepto la que alimentaba al Centro, que tenía 400 mm)
Durante la década de los años noventa se introdujo el gas natural en los barrios de nueva construcción y la Fábrica Municipal siguió generando gas ciudad a partir del gas natural mientras se procedía a la reconversión de la red de distribución. En el año 1998 la citada empresa desmanteló sus instalaciones de producción, dedicándose únicamente a la distribución de gas natural entre los aproximadamente 40.000 abonados al servicio. La Fábrica Municipal de gas de San Sebastián s. a. Participó al 55% las empresas Gas Hernani y Gas Pasaia, disponiendo de participación testimonial en la Sociedad del Balneario de la Perla del Océano (0,33%).
En el mismo año se comenzó a tramitar la venta del 49% de la empresa a la Sociedad pública Ente Vasco de la Energía (EVE), operación que culminó en 1999.
El 25 de enero del mismo año su denominación social fue modificada por la de Donostigas s. a., construyéndose seguidamente un nuevo edificio administrativo en los terrenos de la antigua fábrica, manteniéndose los antiguos edificios para albergar un pequeño museo del gas. En el año 2003 desaparece el monopolio de distribución de gas natural.
Integrada Donostigas s. a. en el grupo Naturcorp junto con el resto de empresas dedicadas a la distribución gasística del País Vasco, el EVE decidió adjudicar el 62% del capital del Grupo Naturcorp al grupo Hidrocantábrico y en tal proceso se verificó en el año 2004 la fusión de las diferentes sociedades en Naturcorp Redes s. a., que comercializó la distribución de gas bajo la "marca" Donostigas, que desaparece como empresa propiamente dicha y con ello la existencia de una estructura empresarial vinculada directamente al Ayuntamiento de San Sebastián, que seguirá manteniendo únicamente las acciones correspondientes. En este momento final Donostigas contaba con una red de 263 Km de longitud y 55.000 abonados. La denominación de Donostigas fue sustituida progresivamente a partir de 2005 por la de Naturgas energía con objeto de integrar la distribución de energía eléctrica.
La liberalización de la distribución energética provocará un cambio radical en la organización de los servicios que implicará que su estudio exceda de planteamientos puramente locales.
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