lunes, noviembre 27, 2006

Aviles: La apuesta es cultural

Fuente: Asturiasopinión (27-11-2006)

Parece ser que en el umbral del siglo XXI, Avilés se enfrenta a un reto de grandes implicaciones económicas, sociales y políticas. Debe abandonar su tradición como ciudad industrial y comprometerse con otro destino, el de ciudad cultural. Para ello tiene que emprender una nueva actividad económica, en feliz matrimonio con el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer. La industria cultural es el reto y la apuesta, e iniciar un cambio sustancial en los mecanismos que impulsen este nuevo quehacer no es sencillo, son muchos los elementos del tejido social, industrial, político y financiero implicados. La metamorfosis tampoco es fácil, fueron demasiados años de tradición industrial, demasiados años de sindicatos y obreros generando una cultura industrial, que nos arraiga y nos vincula con esas instalaciones, con esas actividades, demasiadas huelgas y demasiadas negociaciones presionando y exigiendo a las administraciones para que se dirijan los impulsos, las subvenciones y los apoyos al sector industrial. Cómo explicarles y convencerlos que el futuro de la ciudad no está ahí, y que hoy la apuesta es otra.

Hablar de industria cultural, es hablar de intangibles, de museos, de centros culturales, de rutas históricas, de aulas y centros de interpretación de nuestro patrimonio, de grandes auditorios, de salas de exposición. Nuevos tiempos anuncian el fin de la calderería, del montaje, del mantenimiento y de la siderurgia como alma y motor de Avilés. Este nuevo cambio hacia el sector servicios, donde están hermanados cultura, turismo y ocio, afectará a la ciudad de un modo integral y substancial. Accesos, comunicaciones, infraestructuras y equipamientos se deben redimensionar y cambiar de dirección hacia este nuevo enfoque. Un cambio tan radical de dirección, siempre es arriesgado, es como una apuesta. Y como en toda apuesta, llega el momento en que hay que arriesgar, y poner encima de la mesa una decisión irrevocable, hacer un compromiso con este cambio, que implica evidentemente una nueva forma de gestionar recursos, de comunicar quién somos y a dónde vamos.

Estamos iniciando campaña política para las elecciones municipales, si repasamos las posturas y los candidatos ante este nuevo reto, vemos a un Peña al frente del PP, diciendo que sí, pero con esa boca pequeña, que Gabino de Lorenzo, el alcalde de Oviedo les impuso a todos los miembros del PP asturiano, desde aquella encendida y torticera campaña contra Avilés. Difícil credibilidad tendrá este candidato para los avilesinos, que fuimos testigos de su incapacidad para distanciarse del ataque que orquestó Gabino contra la candidatura de Avilés como sede del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer. La agrupación ASIA elige a Antonio Sabino, un hombre de amplio recorrido en el sector industrial desde su cargo como presidente de la Cámara de Comercio de Avilés durante varios años, pero con pocas experiencias en el sector cultural y con diferentes sensibilidades artísticas, para manejar con éxito un proceso social de esta envergadura y complejidad. IU repite formula con Rañón, que espera que lo vuelvan a pedir en matrimonio concertado. La apuesta del PSOE, Pilar Varela, es también arriesgada. Proponer por primera vez en la historia de Avilés a una mujer, para gestionar un cambio tan profundo, es un albur, pero es un riesgo menor.

Y es riesgo sólo en la superficie, en el fondo es la apuesta más segura para liderar un cambio. Las mujeres y los hombres no somos iguales, sólo ante la ley y la sociedad lo somos, nuestras particularidades biológicas aportan matices diferenciadores que enriquecen las formas y complementan nuestras conductas en sociedad. Destaco de ellas, la capacidad de comunicación que tienen, ese talante dialogante y negociador, que siempre evita los estériles enfrentamientos violentos, a los que los varones somos bastante más proclives. Hay una forma femenina de hacer las cosas, una forma diferente que desconocemos, porque la sociedad ha sido excluyente con las mujeres, y durante muchos años ha prevalecido la forma masculina de crear, de pensar, de hacer y de sentir la política. Por todo esto, ante el reto del cambio que Avilés enfrenta, proponer la flexibilidad, la capacidad negociadora, la humildad, el pragmatismo, la flexibilidad y la visión integral de una mujer, es una apuesta de riesgo menor, la más adecuada.

Un ejemplo de la tolerancia, que la mujer puede aportar a este proceso que estamos viviendo en Avilés con la reconversión de nuestra vocación industrial por la cultural, es el conflicto de la Térmica. El conflicto de la Térmica ha saltado cuando INFOINVEST, una sociedad de gestión de los suelos industriales del antiguo INI, perteneciente a la SEPI, que fundó el gobierno de Aznar, nos informa de que, a raíz de una propuesta de compra de la antigua central térmica por el grupo Isolux, se va a proceder a su derribo, y en consecuencia el futuro Centro Integral para la Cultural y el Ocio de Avilés deberá hacerse en un edificio nuevo, diseñado y construido para ese fin. Bien, al principio a todos nos gustó la idea, más industria para Avilés, más puestos de trabajo, más recaudación de impuesto para el ayuntamiento. Luego que pasó un poco el bullicio empezamos a reflexionar, ¿si era sensato tener a 800 metros de distancia de la ciudad y a 500 metros del futuro centro cultural, una central térmica de ciclo combinado? Luego llegó la noticia que nos conmocionó a todos, Avilés sería la sede del Museo de los Premios Príncipe de Asturias. Aquello eran palabras mayores, reyes, príncipes y princesas, científicos e investigadores de prestigio internacional, artistas y pensadores, mandatarios y grandes humanistas vendrían a visitar la otrora contaminada e industrial villa de Avilés. Pero entonces era aún menos sensato, tener tan cerca una enorme chimenea de expulsión de gases procedentes de la combustión de residuos orgánicos. Ante aquel revuelo de noticias, de declaraciones y, por qué no de euforia, nos olvidamos de la Térmica, también parece ser que se olvidó Isolux.

Con el derribo físico de la Térmica, se termina con un edificio singular y bello, y si alguien se escandaliza o considera ridículo, llamar bello a un edificio industrial, le recuerdo que la famosa Tate Moderm Gallery, ocupa un edificio notable, amplio y luminoso de una antigua central térmica en la ribera del Támesis. Si la apuesta es por la cultura y hacia la cultura, el criterio es claro debemos apostar por lo cultural. De qué nos sirven 200.000 metros cuadrados de parque industrial dedicados a la especulación inmobiliaria. Qué nos aportan tantos concesionarios de coches de lujo. Es sensato gastarse varios millones de euros en destruir un edificio, al que expertos internacionales consideran singular. Podemos hacer otros planteamientos, que no pasen por destruir el edificio, para que haga caja Infoinvest, incluso comprarlo los habitantes y ofrecérselo a Microsoft, que busca alojamiento en Asturias.

Hay muchas razones y muchas voces las que se suman para pedir el indulto para Térmica. La otra noche haciendo de cicerone y mientras paseaba por la ría con Pau Rausell, todo un director de la Unidad de Investigación en Economía Aplicada a la Cultura de la Universidad de Valencia, le enseñé la silueta del viejo edificio de la térmica. Cuando le conté las razones y los intereses de su derribo, se mostró sorprendido por la noticia y contrario. Otro que se sumó a la causa de salvar a la Térmica fue Eduard Miralles, Asesor Técnico de la Diputació de Barcelona, otro más fue Roberto Gómez, experto en gestión cultural y Consejero Delegado del Grupo Xabide, todos ellos eran participantes en las recientes jornadas que sobre La Industria Cultural, organizó la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Avilés y que se celebraron en Avilés los días 24 y 25 de este mes de noviembre.


Pero ya antes, fui testigo de que hubo otras opiniones contrarias a su derribo, como la del arquitecto belga Jean Dethier, historiador de la Arquitectura y director de arquitectura y asesor del Centro Pompidou durante tres décadas, quien cree que el público se ha cansado de la megalomanía y de los edificios gélidos y arrogantes, que ya en el siglo XXI demanda edificios "con alma" capaces de ofrecer una experiencia más sensual y de adaptarse mejor al entorno natural que los rodea. Uno de los más vehementes en la defensa de la Térmica fue Wolfgang Ebert Consultor del proyecto Cuenca del Rhur (Dortmund) una zona industrial de Alemania que tuvo una reconversión a la cultura y el ocio espectacular. ¿Acaso tiene más peso el criterio de Infoinvest, sobre lo que nos conviene más a los avilesinos?, que la opinión de todos estos expertos internacionales.

La Térmica es un cascarón, pero es un cascarón lleno de valores patrimoniales, un contenedor que puede albergar muchos equipamientos culturales complementarios. Por ejemplo la Escuela Superior de Arte, a una Escuela de Música Julián Orbón, y aún le sobraría lugar para dar respuesta y satisfacción a la falta de espacios públicos que tiene la ciudad. Esto viene a colación de los trabajos que se hicieron para elaborar el Plan Director, que ahora se guarda en unos de los cajones de la Consejería de Cultura. Participé con Xabide en aquel trabajo, que salió a concurso en el año 2005, y que entregamos a la Consejería de Cultura en febrero de este año.

Mi aportación personal fue el empecinamiento y la obsesión porque se tomase en cuenta la opinión de los avilesinos y que se reflejara en el plan director. Así se hicieron más de cincuenta reuniones y entrevistas exhaustivas a agentes, promotores, responsables, técnicos, autoridades, artistas y ciudadanos de Avilés en torno a sus necesidades y expectativas sobre equipamientos culturales y de ocio. Pues bien ese estudio, que tiene la validez de haber sido el que más entrevistas llevó, de todos cuantos hizo la empresa Xabide, en su ya larga carrera, arrojaba luces y sombras sobre Avilés. De su lectura y análisis se desprende, que la ciudad tiene una notable deficiencia de espacios culturales. No se referían a los grandes espacios culturales, ni a los enormes auditorios, donde podamos escuchar conciertos dirigidos por Barenboim, ponencias de Habermas o ver exposiciones de Barceló.

Los avilesinos no desdeñan esto, pero necesitan espacios inmediatos, pequeños, abiertos y accesibles a los jóvenes y a los artistas locales, a donde puedan exponer, hablar, contrastar, divertirse, en fin a aprender. Necesitamos espacios nuevos para una Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias que está fragmentada y encorsetada en un edificio histórico, que no responde a sus necesidades educativas, donde los estudiantes cada vez que cuelgan sus trabajos en las ventanas y balcones, se enfrentan a las críticas de los conservadores viandantes que consideran aquello un sacrilegio. Un espacio donde todos los planteles puedan estar juntos, integrados, no separados como ahora. La especialidad de restauración en escultura estará en la antigua nave de Camisas Premier, otros estudios aún están en Valliniello. Con los problemas de exclusión que esto conlleva, dado que ante la falta de comunicación personal y física, los alumnos de escultura, por poner un ejemplo, no se ven enriquecidos por la visión mediática y extrovertida de los de diseño. Tampoco están cerca los de diseño de producto de los centros de investigación donde se diseñan los materiales metálicos del futuro, que está en el PEPA, junto a la Térmica. Esto que aquí propongo lo llevan haciendo hace años los alemanes en ZKM y en Zollvereim. Otro centro educativo que sufre de la falta de espacios apropiados y cuyo edificio no reúne las características técnicas idóneas, es la escuela de música Julián Orbón, constreñida en un edificio muy coqueto pero inadecuado, que desde hace varios años está limitada en sus actividades.

Los edificios que dejen libres en el centro ya tienen lista de ocupación y uso. El Palacio de Camposagrado, sería el marco ideal para ese museo de la ciudad, hoy condenado a un edificio a todas luces insuficiente. Qué mejor lugar y excusa, para ambas instituciones, que trasladarse a la nueva centralidad cultural que la ciudad descubre y conquista en el otro lado de la ría. Hay contaminaciones nefastas, pero esta sería una positiva, el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer y la Térmica, un con su capacidad de convocatoria internacional y la otra con su capacidad formativa y narrativa. ¿Qué más puede albergar la Térmica, en sus más de 26.000 metros cuadrados? Puede contener esa sala de interpretación que cuente nuestro pasado industrial, que contenga el archivo histórico de Ensidesa, ese enorme banco de documentos e imágenes, puede ofertar espacios expositivos de gran singularidad, para las formas emergentes del NetArt, el Video Arte y del Vjamm, complementando a la Laboral. Ya que la Laboral ofrece a los artistas locales estudios y talleres donde trabajar, en cambio la Térmica puede brindarles espacios donde exponer. Salas y galerías que serían visitados por ese turismo cultural que llegaría a ver el Niemeyer, a fin de cuentas nuestros artistas, si no venden, de nada les sirve crear. La capacidad de atraer turismo cultural del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, abre una serie de posibilidades muy amplia de servicios culturales y de ocio, pero necesitamos creer y apostar por ello. Necesitamos integrar todas las fuerzas políticas de la ciudad hacia este objetivo, todos los organismos deben tener esta meta. Apostar por la cultura, no es derruir todos los vestigios del patrimonio industrial. Infoinvest acaba de anunciar que la próxima semana se desmotará el gasómetro que vendieron a un conocido industrial de la ciudad. Lo incongruente del caso es que me puso en contacto con el empresario y me comunicó que compraba el terreno como inversión, no va a construir nada de momento.

¿Cuál es el sentido de destruir todo esto, limpiar el terreno? Precisamente para este gasómetro hay muchas propuestas de usos culturales y de ocio, en Alemania han utilizado estos grandes depósitos como sala de exposiciones y como tanques de buceo, otro uso similar como auditorio lo hicieron en Canarias. Seguir con está política de demolición de los equipamientos industriales, que son parte de nuestro patrimonio y de nuestra historia, sin pensar siquiera en su reconversión es un dislate y una irresponsabilidad, el futuro nos pasará factura y nos pedirá explicaciones.

Pedir el indulto para Térmica, no es un asunto de vestir camisetas reivindicativas en un pleno del ayuntamiento, es una decisión económica y política compleja, que requiere analizar, evaluar y consensuar muchas cosas, sobre todo hacer números, equilibrios financieros, negociaciones y gestiones, que seguramente Pilar Varela sabe hacer mucho mejor que yo. Me consta que Pilar Varela sabe escuchar, que es atrevida, con esa esperanza me sumo a las voces que se alzan pidiendo una oportunidad para la Térmica. No es un indulto, a costa del erario público, sólo necesitamos una demora. Una demora para integrar un equipo de trabajo con Pilar Varela, para estudiar la posibilidad de darle un nuevo uso a la Térmica, cuyas conclusiones se reflejen en un plan de director que determine la viabilidad.

Si la apuesta es cultural, apostemos todos por la cultura.

Serikame



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