jueves, marzo 29, 2007

Canal de Castilla - Ramal Olvidado

Fuente: El Norte de Castilla
Ilustración: Carlos Cazurro


MIGUEL A. GUERRA COSME/PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN AMIGOS DEL CANAL DE CASTILLA LA BARCAZA



EL día 14 se firmo un convenio 'Para la recuperación hidrológica y paisajística del entorno del Canal de Castilla' entre el Ministerio de Medio Ambiente, a través de la Confederación Hidrográfica del Duero, la Junta de Castilla y León y las diputaciones de Burgos y Palencia. Las obras, presupuestadas en 15 millones de euros, dejan el ramal sur, desde el término municipal de Cubillas de Santa Marta hasta su final en la Dársena -todo el tramo pertenece a la provincia de Valladolid- abandonado a su suerte. Para concluir que es necesario recuperar el Canal de Castilla fue preciso que se formara un Comité de Expertos, que propugno, allá por el mes de febrero del 2005, una actuación integral en el mismo. Los planteamientos que es preciso desarrollar contemplaban la restauración forestal: tratamiento de la vegetación existente para mejorar el estado fitosanitario y realizar plantaciones de árboles y arbustos en las zonas deforestadas o con escasa densidad vegetal.

Protección de márgenes contra la erosión. Esto se efectuaría en los puntos donde la acción del agua ha degradado los taludes, procediéndose a reconstruirlos y a proteger las zonas que lo requieran.

Acondicionar los caminos de sirga: se rehabilitarían para permitir una adecuada circulación a todo lo largo de ambos ramales.

Está previsto tratar los lugares singulares, como son aquellos puntos por los que el Canal atraviesa poblaciones o lugares de especial interés donde se diseñarán espacios ajardinados equiparados con elementos de uso para zonas estanciales.

¿Esto quiere decir que el comité de expertos llegó a la conclusión de que los 22 kilómetros restantes del ramal sur del Canal están en perfectas condiciones y que no es necesario ejecutar en el mismo ninguna de las mejoras descritas? Un año y medio después de que se formulara el informe, el 17 de agosto del 2006, en el termino municipal de Cabezón de Pisuerga, el Canal perdió millones de litros de agua por una brecha producida en sus márgenes. La Confederación Hidrográfica del Duero, firmante del actual convenio, calificó la rotura de «problema de infraestructuras» y realizó una 'obra de emergencia'. Si el comité de expertos excluyo los 22 kilómetros finales del Ramal Sur por su buen estado, es evidente que se equivocó profundamente.

La Junta de Castilla y León. Como firmante también del convenio, ya había realizado un amplio estudio -Decreto 205/2001- sobre el Canal y todos sus elementos: 'El Canal de Castilla. Un plan regional'. En el 2006 firmará de nuevo otro convenio para catalogar el patrimonio industrial, en el que se incluye el Canal de Castilla.

Ahora, y por acuerdo de 14 de diciembre del 2006, autoriza la modificación de los porcentajes previstos en el apartado 3 del artículo 108 de la Ley 7/86, de 23 de diciembre, de la Hacienda de la comunidad de Castilla y León, para realizar por la Consejería de Medio Ambiente la concesión de una subvención a la Asociación de Pueblos Ribereños del Canal de Castilla Sirga, por un importe de 24.000 euros, con el objetivo de elaborar un análisis de la planificación para un desarrollo sostenible del Canal de Castilla.

Pues bien, después de realizar estudios y subvencionar análisis, en los que se llega a la conclusión de que las actuaciones desarrolladas hasta ahora para su recuperación y revalorización «no corresponden a una planificación global», aporta 2,25 millones de euros a un convenio que deja fuera 32 kilómetros del Canal de Castilla. ¿Para qué sirvieron dichos estudios?

El convenio de colaboración discrimina, separando de la promoción pública como recurso turístico, a las siguientes localidades: Cubillas de Santa Marta, Trigueros del Valle, Corcos del Valle, Cabezón de Pisuerga, Cigales y Valladolid en el Ramal Sur del Canal, así como a Tamariz de Campos, Villanueva de San Mancio y Medina de Rioseco en el Ramal de Campos.

La asociación Amigos del Canal de Castilla La Barcaza, sin dinero para análisis, pero utilizando el sentido común, llegó a las conclusiones aportadas por todos los grupos de expertos creados para analizar el tema: que en el Ramal Sur, mucho nos tememos, pueden volver a aparecer roturas como la de Cabezón de Pisuerga del verano pasado en cualquier otro punto de los 32 kilómetros olvidados; especialmente en los caminos entre Cabezón y Cigales, debido a que la erosión por la acción del agua ha degradado los taludes. Vemos una deforestación importante en muchas zonas, la invasión por la maleza de los caminos de sirga, la ruina de las antiguas casas del esclusero, el abandono de las áreas recreativas, la no reposición de piedras de cantería que faltan en algunos puentes, acueductos, muelles (muelle de Viñalta, acueducto de Gatillas, Acueducto del Berrocal) etcétera.


Reinventar el Canal


EL Canal de Castilla es una notable rareza entre las vías navegables europeas. Lo hemos podido comprobar estos días en el Primer Seminario del proyecto VNE (Vías Navegables de Europa), celebrado en Valladolid, un proyecto encuadrado en el programa europeo Interreg IIIC West para la cooperación entre regiones no vecinas, cofinanciado por el Feder (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) y los socios locales. En él participan ocho asociaciones de otros tantos países comunitarios y Noruega. Sirga, la Asociación de Pueblos Ribereños del Canal de Castilla, es la única española entre ellas.

En su más de siglo y medio de existencia, el Canal de Castilla ha sido generoso con nuestra región. En su breve época de esplendor, antes de que en la segunda mitad del siglo XIX apareciera la implacable competencia del ferrocarril, contribuyó de una manera esencial al transporte de trigo de Tierra de Campos, el fin primero para el que fuera construido. Su uso fue poco a poco languideciendo, aunque en determinados momentos de la primera mitad del siglo XX recuperara una parte de su utilidad. Pero el sistema económico había cambiado. A partir de la década de los cincuenta, el regadío y el suministro de agua pasan a ser sus nuevas utilidades. Es la primera reconversión de esta vía de agua, una reconversión poco respetuosa con la Historia que supuso la pérdida absoluta de la navegabilidad.

Las aguas del Canal riegan hoy más de treinta mil hectáreas y abastecen a 51 poblaciones de las provincias de Valladolid y Palencia, incluyendo parte de las capitales. Son sus dos usos principales. A ellos cabe añadir la producción de energía eléctrica, con 23 minicentrales en explotación y sus usos ambientales que han dado pie a numerosos humedales y han permitido regenerar algunas de las lagunas más emblemáticas de la región.

Todo ello en un medio natural estepario donde la presencia de agua se convierte en factor de biodiversidad. La multifuncionalidad que ha ido adquiriendo el Canal a lo largo de los años es ciertamente admirable, tanto más porque es bien poco lo que a cambio de ella se le ha devuelto en forma de inversiones.

Podemos dejar que las cosas sigan así durante los próximos años, exprimiendo hasta la agonía la obra de nuestros antepasados, o bien podemos beneficiarnos aún más de ella a cambio de aportarle nuevos recursos y nuevas ideas. La apuesta de Sirga y de los asistentes al seminario va en este sentido.

Además de sus usos económicos o ambientales, el Canal de Castilla es un Bien de Interés Cultural. Un bien de 207 Km de longitud con numerosas esclusas, puentes, edificios y fábricas, patrimonio industrial único, testigo de la importancia pasada del Canal. Es un patrimonio que hay que recuperar, tanto por la obligación histórica de hacerlo, como por la importancia que en el futuro puede llegar a tener para la región. Cuando el desarrollo de nuestro territorio se enfrenta con retos imposibles de superar, la presencia de una infraestructura cultural de la magnitud del Canal debe convertirse en un referente prioritario. No es una tarea nada fácil, dado el rigor del medio natural en el que se asienta y la carencia de potenciales humanos adecuados que desde un primer momento potencien las inversiones.

En estos últimos cincuenta años, el paradigma social y económico de nuestra sociedad y de nuestro medio rural ha vuelto a cambiar. Mal que bien, el futuro del Canal como vía de abastecimiento de agua no parece peligrar. Sin embargo, somos muchos los que creemos que restringir su uso a unas obligaciones para las que no fue prioritariamente creado es desperdiciar su potencial.

El Canal precisa de una segunda reconversión. Aunque siga prestando su actual función, esta reconversión ha de ser esencialmente cultural, ambiental y turística. Pasos ciertos se han dado ya. La recuperación de determinadas esclusas y edificios, o la puesta en funcionamiento del Barco Antonio de Ulloa que, desde Medina de Rioseco, navega hasta la Séptima Esclusa en Tamariz de Campos, apuntan en este sentido. Pero es necesario un mayor compromiso, tanto social, como de las administraciones implicadas, desde su titular, el Ministerio de Cultura, hasta la Junta de Castilla y León, municipios y diputaciones povinciales, pasando por la Confederación Hidrográfica del Duero, el organismo encargado de su tutela. Esta maraña de administraciones hace prácticamente inabordable cualquier intervención sostenida. No es extraño que una de las propuestas más generalizadas sea la creación de una gerencia del Canal capaz de coordinar y encaminar todos los esfuerzos.

En el siglo XVIII los ilustrados tuvieron un sueño. No lo vieron hacerse realidad. Hubo que esperar cien años, hasta mediados del siglo XIX para que las aguas inundasen todo el recorrido que hoy conocemos. Fue una inversión tardía que quizás no rindiera los beneficios esperados por sus socios concesionarios. Hemos sido las generaciones posteriores las que los hemos recogido. Ahora, para beneficiarnos aún más, necesitamos nuevos ilustrados capaces de reinventar el Canal de Castilla con la misma ilusión que nuestros proyectistas de antaño. La asociación Sirga está dispuesta a ello.

1 comentario:

  1. Anónimo10:25 p. m.

    Con unas cuantas fotos quedaria mejor explicado. Esta es una materia en la que solo escribiendo no se llega muy lejos.

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