El Principado recupera algunas piezas de la Térmica para exponerlas en el paseo de la ría
Los vestigios están instalados provisionalmente a la espera de que se concrete el proyecto artístico del museo al aire libre.
El paseo de la ría no será el único destinatario de los restos industriales de la Térmica. Una gran turbina de cuatro metros de altura espera en las instalaciones a que se decida su ubicación, después de pasar el pertinente proceso de recuperación.
La idea de Ramón Rodríguez es que la ubicación final de esta turbina sea la rotonda de La Palmera, sin que eso suponga la retirada del árbol, en una particular relación entre la industria y la naturaleza. ¿Puede un vestigio industrial convertirse en obra de arte? La opinión de la Consejería de Medio Ambiente es que sí.
Por ello, el paseo de la ría, en el tramo que parte del puente de San Sebastián hacia el hospitalillo de Llaranes, luce desde hace algunas semanas varias piezas recuperadas de la Central Térmica de Ensidesa, un primer paso en la idea del Principado de convertir este rincón de Avilés en un museo al aire libre.
Las once piezas que se pueden contemplar de forma provisional son varias de las rescatadas por los propios técnicos e ingenieros responsables del desmantelamiento de la Térmica.
En principio, la idea del Principado era involucrar en el proyecto a una serie de artistas bajo la coordinación de Ramón Rodríguez, director del Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE) y diseñador de la actual imagen del puente de San Sebastián. A pesar de que no se ha desechado, esta iniciativa se encuentra aparcada por el momento, a la espera de poder desarrollarla «con más calma», tal y como indicó a este periódico el propio Rodríguez.
El objetivo del proyecto es dar una nueva oportunidad a las piezas que dieron vida a la Térmica, «que sigan viviendo sin su uso industrial». En esa nueva vida, las antiguas válvulas, carcasas, bombas y motores descubrirán al espectador su dimensión artística, mimetizándose con un entorno recuperado pero cuyo horizonte aún está presidido por las grandes chimeneas industriales.
Entre las piezas que se pueden ver en el paseo provisionalmente figuran válvulas de conducciones de vapor (que podían llegar a resistir una presión de hasta 90 kilogramos y una temperatura de 510 grados centígrados), la carcasa de una bomba de impulsión, el soporte de un eje con rodamiento de rodillos cónicos, varias paletas de un molino de carbón, un motor de molinos de carbón para alimentar las calderas (cada una de las cinco calderas de la Térmica contaba con dos de estos motores), una bomba de impulsión de agua para alimentar la caldera y una bomba vertical de aspiración de agua salada para refrigerar el sistema y evitar sobrecalentamientos.
Aún no se sabe si todas ellas formarán parte de la selección final, aunque la intención de Rodríguez es que ninguna leyenda indique su procedencia, sino que cada pieza entable su propio diálogo con el transeúnte sin el lastre de su pasado.
El paseo se completa con las piezas procedentes de la antigua Ensidesa y que forman parte del paseo desde sus inicios. La más impresionante de todas ellas es una cuchara de arrabio, una gran cubeta que podía recoger hasta 80 toneladas de arrabio o material fundido. Junto a ella se encuentra las ruedas de una cuna del volcador de vagones, que se utilizaba para transportar los materiales con los que se alimentaba los altos hornos.
En la margen izquierda, el conjunto se completa con un cono de escoria, un recipiente que recogía las impurezas generadas durante la transformación del arrabio en acero. Las piezas procedentes de Ensidesa se cierran, ya en la margen derecha, con sendas lingoteras, unos moldes diseñados para crear lingotes del acero fundido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario