domingo, junio 10, 2007

La sidra que sale de la mina

LNE. Mieres / Langreo,
Miguel Á. GUTIÉRREZ

Las antiguas minas de las Cuencas aún pueden dar mucho jugo. El sector hortofrutícola ha echado raíces en los territorios carboneros gracias al aprovechamiento de primitivas escombreras y explotaciones a cielo abierto como zonas de plantación.

La aventura ya ha empezado a dar sus frutos, tras un complejo cambio de registro que ha requerido un intenso y prolongado proceso de regeneración medioambiental. En la actualidad hay plantadas en los terrenos de las antiguas minas un total de 140 hectáreas de árboles frutales: 80 de manzana de sidra, 20 de manzana de mesa y 40 más de kiwi.

Aproximadamente, la cuarta parte de ese suelo ya ha entrado en fase de producción. El resto lo hará de forma progresiva, hasta el año 2012. Los dos principales impulsores de la nueva actividad son el grupo Trabanco y la firma Gold Fruits, vinculada al Grupo Sánchez y Lago.

La idea de rentabilizar las primitivas escombreras y explotaciones a cielo abierto como plantaciones hortofrutícolas surgió de la propia Hunosa hace 15 años. La compañía hullera buscaba nuevas vías de diversificación económica al tiempo que restauraba los terrenos mutilados por la actividad extractiva.

De forma experimental se plantaron arándanos, tomates, viveros forestales y pomaradas. La manzana fue el fruto que demostró tener una adaptación más exitosa.

Hace una década Sidra Trabanco entró en contacto con Hunosa. El llagar gijonés fue alquilando de forma progresiva las antiguas minas a cielo abierto. Cinco años después ejecutó la opción de compra que tenía sobre ellas.

En la actualidad cuenta con 51 hectáreas en las Cuencas, en las que tiene plantadas hasta 25 variedades de manzana autóctona para elaborar su sidra de mayor calidad. Las otras 20 hectáreas de pomaradas que posee el grupo se encuentran en Gijón. Por su parte, Gold Fruits posee 30 hectáreas de manzana de sidra y otras 20 de manzana de mesa, que empezarán a producir a partir del próximo año.

Estos números convertirán a las Cuencas cuando las plantaciones estén a pleno rendimiento en uno de los principales focos de producción de manzana de sidra de la región. Según los cálculos que maneja la Agrupación Asturiana de Cosecheros de Manzano de Sidra de Asturias (Aacomasi), las nuevas plantaciones de la región (pomaradas con variedades autóctonas reconocidas en las que se utilizan métodos intensivos para mitigar la vecería) suman unas 700 hectáreas.

Las Cuencas ya suman 80 hectáreas de manzano, lo que supone más de la décima parte del total. Además, algunas de las fincas de las comarcas mineras (en concreto la de Gold Fruits, de 30 hectáreas) sólo son superadas en tamaño por la plantación de los Masaveu en Sariego, con un total de 40 hectáreas plantadas.

Las pomaradas de las antiguas minas a cielo abierto de Hunosa se encuentran a una altura entre 250 y 500 metros. Estas condiciones ofrecen varias ventajas. Según explican los expertos, al estar a más altura el calibre y la calidad del fruto son mayores. Además, las oscilaciones entre las temperaturas máximas y mínimas potencian el sabor de la pieza.

A estos condicionantes se unen factores específicos de las antiguas fincas de Hunosa, como su buena orientación al sol, la protección del viento y la resistencia a las heladas tardías.

La contrapartida es que necesitan una mayor proporción de abonos y nutrientes, al tratarse de suelos «nuevos» a los que hay que ayudar a asentarse.

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