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Imprenta Blasco recuperará con su futura rehabilitación el esplendor que durante años tuvo en el centro de Zaragoza. El Ayuntamiento ha apostado por la revitalización del edificio con el fin de convertirlo en el Centro de Interpretación del Libro y Museo de las Artes Gráficas, consiguiendo dar también un impulso a la zona más céntrica.
Zaragoza.- La que fuera durante años la referencia en la impresión en Zaragoza, Imprenta Blasco, retomará en unos meses todo su esplendor convertido en Centro de Interpretación del Libro y Museo de las Artes Gráficas. Después de años con problemas de ejecución del proyecto, a finales de este año está previsto que empiecen las obras de rehabilitación total de un edificio histórico que se encuentra en pleno centro de la ciudad.
Desde los billetes del tranvía hasta los carteles toros pasando por calendarios y otros cientos de productos han salido de las paredes y de las manos de la familia Blasco que echó el cerrojo del gran taller en 1999. Ocho años después de concretar su cierre, el Ayuntamiento de Zaragoza ha tomado las riendas de un proyecto que podría estar terminado en el año 2009 y que no sólo va a suponer una revitalización del edificio sino también del entorno, ya que será un centro único en el territorio.
La Imprenta Blasco abrió sus puertas en la calle Candileja en el año 1880, trasladándose a principios de la década de los veinte a la plaza Ecce Homo. El edificio que se comenzará a rehabilitar en los próximos meses fue edificado en tres fases, en las que se puede identificar las condiciones sociales que le rodaban. Por su ubicación en el Casco Histórico, centro neurálgico de la ciudad, fue desde sus inicios hasta su cierre un punto de unión y de representación industrial para Zaragoza.
El aspecto fabril de desarrollo económico y la revitalización de la zona son dos de los objetivos que se han propuesto recuperar desde el Ayuntamiento. “La imprenta Blasco juega junto al Palacio de Fuenclara o la ampliación del Museo Pablo Gargallo un pulso importante a la recuperación del Casco Histórico con el fin de convertir en una zona degradada como esta en un punto de encuentro”, confesaba el teniente de alcalde de Urbanismo, Antonio Gaspar.
A través de una inversión de más de ocho millones de euros, para los tres proyectos, se va a conseguir “hacer una rehabilitación urbanística”. Concretamente la rehabilitación de la primera planta y la planta sótano de lo que fue Imprenta Blasco rondará los dos millones euros sin contar con la rehabilitación de las máquinas que durante años sirvieron de medio para imprimir cientos de objetos. “Aunque para la recuperación del edificio ya está la financiación, para las máquinas todavía no se ha concretado nada. Estamos en contacto con posibles impresores valencianos y aragoneses para que se hagan cargo del arreglo de las mismas”, comentó Gaspar en la presentación del proyecto.
El edificio de Imprenta Blasco se va a rehabilitar por completo
Con todo el volumen de piezas que existían en el centro de impresión zaragozano el objetivo de la Gerencia de Urbanismo es convertir el complejo en un Museo de las Artes Gráficas y también un Centro de Interpretación del Libro. “Queremos que aquellos que lo visiten tengan conocimiento de cómo funcionaba una imprenta y también cómo se hacía un libro, desde la impresión hasta el montaje”, concretó Gaspar durante la presentación. En la visita se podrán ver pequeños tipos de diferentes tamaños, cajas, máquinas de impresión y otros valores mobiliarios de la época como estanterías, aparadores, cajas registradoras y comodines. Un amplio abanico de posibilidades que ofrecerá al visitante un viaje al pasado dentro del mundo de la impresión.
En la rehabilitación la plata baja contará con la entrada/vestíbulo, incluyendo la zona del mostrador-tienda y un guardarropa, manteniendo en la medida de lo posible la estantería corrida original de madera. En esta zona también se incluirá la biblioteca especializada abierta y una zona diáfana con la sala de exposición de las artes gráficas. En la misma se contempla la imprenta, el manipulado, la fabricación de billetes, la llegada de la impresión digital y la instalación de las pantallas que muestren los procesos relacionados con la impresión.
En esta misma planta, el proyecto contempla la zona “el papel y los sentidos” donde se llevará al visitante a sentir el papel; sus texturas, tipos, olores, será como una biblioteca de los sentidos. Una apuesta que invitará a oler y tocar el papel a través de sensores distribuidos por el espacio.
En el sótano, los espacio se distribuirán entre la sala multiusos, un taller didáctico, el almacén de material, los cuartos de servicios y un despacho. Además, un bunque construido durante la II Guerra Mundial y que se encontró con posterioridad al cierre se utilizarán para ubicar los cuartos de las máquinas.
Edificio singular
El edificio está protegido y calificado de Interés Ambiental, y además se encuentra ubicado dentro de la Delimitación del Entorno del Palacio de los Luna, Audiencia, declarado Bien de Interés Cultural. Una magnífica situación que lo encuadra dentro de las rehabilitaciones propuestas desde el Consistorio para revitalizar el Casco Histórico. “Con los trabajos se conseguirá favorecer la relación persona-cultura con el fin de que el ciudadano se acerque al patrimonio industrial que se proyecta poner en valor, al mayor número de personas posibles”, explicaba Gaspar.
Una calificación a la que va acompañada de elementos arquitectónicos muy curiosos y poco frecuentes en el desarrollo de edificios de la época. Por ejemplo, la escalera de bajada al sótano del taller es de zancas de doble T metálicas, con peldaños de chapa perforada, apoyados en cartelas de pletina de hierro y una barandilla de cuadradillo torcido. Los tramos de la red horizontal de aguas fecales son piezas de gres con copa de unión y la instalación eléctrica de los talleres de de cables desnudos sobre soportes metálicos y aisladores de porcelana.
Imagen tras la renovación
También son llamativos los sistemas de tracción mecánica de las máquinas en los que se utiliza un complejo sistema de ejes con discos y bandas de cuero. En cuanto a la calefacción, los radiadores de fundición con caldera de carbón también tienen elementos de fundición. Y existen tragaluces y lucernarios horizontales de pavés de cristal impreso que durante años han proporcionado luz al sótano, aunque hoy en día están totalmente cegados.
Patrimonio arquitectónico
La historia del edificio se remonta al año 1921 cuando Tomás Blasco impulsa la construcción de la imprenta bajo la dirección del arquitecto zaragozano Teodoro Ríos Balaguer. En ese momento, se edifica la parte izquierda del edificio, con una planta en forma de L y cinco plantas de altura más el sótano. El diseño recoge entonces la división de la zona de impresión entre la planta baja y el sótano, en el resto, el arquitecto lo guardó para la construcción de casas. En el exterior, la cerámica ha sido la protagonista absoluta durante años, reservando un espacio para el zócalo y la entrada al inmueble, conformados con piedra.
Desde el punto de vista compositivo, destaca la portada neogótica realizada en piedra, en forma de arco muy rebajado y con una escotadura en el centro de la clave, en cuyos grifos sostienen un escudo heráldico. En la portada también destaca el trabajo del ceramista talaverano J. Ruiz de Luna, con las inscripciones de “Bendiga Dios el Arte” y “Luz del Mundo” junto al rótulo de “Imprenta Blasco”.
El centro industrial será totalmente renovado
En el año 1924, Mariano Blasco lleva adelante la segunda fase consistente en un proyecto de ampliación de los talleres y viviendas en terrenos lindantes con la calle Paraíso. Se trata entonces de una prolongación del primero, en terrenos vecinos, abriéndose un ingreso desde esta calle. Así, se amplia un sótano y tres plantas, excepto en la parte interior de la manzana, donde se encuentra una nave baja y sótano cubierta mediante cerchas en forma de cuña para la entrada natural de la luz.
Durante la Guerra Civil española, Mariano Blasco Loriente decide ampliar los talleres y viviendas conforme al proyecto de Teodoro Ríos. Con el diseño se pretende buscar una solución de continuidad compositiva en las fachadas, dándole un tratamiento enfatizado al chaflán que se edifica en vuelo en las plantas alzadas. Destacar también en esta fase, la fachada por su sobriedad en la que ubican pequeñas concesiones decorativas en los canetes ménsula decorados con figuras fantásticas que sostienen un escudo.
Un lugar por descubrir que se acerca a sus cien años de existencia y que va a tener un lavado de cara interior y exterior que revitalizará el centro histórico de Zaragoza.
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