jueves, junio 21, 2007

Valencia: Arqueología Industrial

La Comunitat se unirá a la moda de reconvertir antiguas fábricas en museos para crear una ruta turística (Fuente: Las Provincias)

Un patrimonio industrial preservado y reconvertido en una ruta turística por toda la Comunitat. Ese es el futuro que puede aguardar a muchas construcciones fabriles y a maquinarias ya retiradas del proceso industrial, pero que son auténticas obras de ingeniería.

De momento, se trata de una propuesta desarrollada por el Colegio de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana, pero precisamente ahora sería un buen regalo, porque se cumplen dos siglos del llamado proceso de industrialización en la Comunitat Valenciana.

La puesta en marcha de este proyecto podría dar como resultado un placentero paseo por la arqueología industrial en forma de rutas turísticas por pueblos y ciudades costeras y de interior, que serviría para dinamizar las economías locales.

De norte a sur de la Comunitat y con sectores tan diversos como el papel, calzado, alimentación, electricidad, metal, textil y confección, mueble, juguete y cerámica, el recorrido permitiría “conocer el pasado manufacturero de una sociedad como la nuestra que ha sabido combinar el cultivo agrícola, con el desarrollo industrial y que apuesta por la innovación, que es la clave del futuro”, detalla José Miguel Muñoz Veiga, coordinador de la exposición Dos siglos de industrialización que verá la luz en septiembre en el MuVIM de Valencia.

Red de museos

Uno de los objetivos prioritarios es crear una red de museos para dar contenido y sentido a una reconversión industrial de las naves y fábricas del siglo XIX y XX.

“Lo importante es que un patrimonio que ha quedado en desuso, experiemente cambio de usos y se habilite con nuevas funciones como museos, con finalidad formativa y turística. De este modo, el patrimonio industrial vuelve a recuperar su carácter de recurso en el territorio”, argumentan los ingenieros.

Dentro de esta ruta por la arqueología industrial se podrían trazar más de una treintena de museos, la mayoría en Alicante y Valencia. Algunos ya están abiertos al público, pero no hay establecida una interconexión o red, otros son proyectos que todavía no se han plasmado en la realidad, y unos terceros son propuestas para salvar un patrimonio que corre peligro de desaparecer.

Aunque la ruta no tiene un itinerario o punto de partida preestablecido, cabe señalar en Castellón, el museo del Azulejo Manolo Safont de Onda y el museo de Cerámica de l’Alcora, con piezas de la Real Fábrica de Loza y Porcelana del Conde de Aranda, fundada en 1727.

En Alicante, el paisaje industrial es más amplio y encontramos recintos museísticos dedicados a artes industriales como el juguete, el sector alimentario –chocolate y turrón–, el calzado y el papel.

Algunos ejemplos son el museo del Calzado de Elda, el Museu Valencià del Joguet de Ibi (ubicado en la Casa Gran y que se trasladará a la fábrica de juguetes Payá), el museo del Juguete Monllor de Dénia y el de Onil (juguetes Rico, con la famosa máquina de cine).

Dentro del sector alimentario, no puede olvidarse la granja-museo dedicada al vino en Xaló, el museo del Chocolate Clavileño y el de Chocolate Valor –ambos en la Vila Joiosa–, y el museo didáctico del Turrón, en Xixona.

Otros puntos de la ruta vendrían marcados por la industria textil en l’Alcoià-el Comtat, que a su vez favoreció el desarrollo de la industria del papel y las actividades metalúrgicas –como La Maquinista de Alcoy–. Precisamente en esta fábrica se registró una anécdota curiosa y es que durante “la Guerra Civil se produjo un proceso de colectivización y se dedicaron a fabricar armamento”, comenta Muñoz Veiga.

Hablando de papel, en Banyeres hay material relativo a este producto de pasta vegetal. Se encuentra en el museo arqueológico, pero está pendiente la rehabilitación del Molí Pont. Otra zona dedicada al papel es L’Alquería d’Asnar.

A la vera de los ríos

Un aspecto relevante fue la primera zonificación o asentamiento de las industrias junto a los lechos y riberas de ríos. Así, por ejemplo, en el río Barxell se ubicaron los tintes, en el Molinar, los molinos de papel y de harina y en el Vinalopó, la fábrica de papel de Banyeres.

Como detalla Muñoz Veiga se construyeron “entre 1820 y 1840 decenas de molinos en zonas topográficas aptas para aprovechar la fuerza motriz que aporta el agua”. Estas construcciones se abandonaron y el colectivo de Ingenieros Industriales, asesorados por la Universidad de Alicante, apuesta por la recuperación de este espacio “como un parque temático dedicado del molinar de Alcoy”.

Otras dos paradas son el Museo de Alfarería de Agost y la propuesta de rehabilitar un antiguo nevero de Biar, como muestra del pasado preindustrial. “Era un sitio dedicado a almacenar la nieve de la montaña que se comercializaba luego como hielo”, indican. Por otro lado, en Villena hay una antigua colonia agroindustrial que albergaba fábricas de harinas, alcoholeras y almazaras.

Y en Torrellano, Elche, se encuentra un museo dedicado al ferrocarril, donde se exhíbe la primera diesel JOB que circuló por España.

En la provincia de Valencia, la Ribera y la Safor serían un referente con fábricas surgidas a la vera de los ríos Júcar, Magro y Serpis y próximas a sectores importantes como la producción naranjera.

Algunas paradas obligadas en Valencia son el museo del Vino de Utiel-Requena –en la bodega Redonda construída por Demetrio Ribes–; el museo del Arroz, en Valencia; el museo de la Rajolería de Paiporta; el de la Cerámica de Manises; el museo González Martí de cerámica; la colección de electrodomésticos Alfonso Hofmann, en Rocafort-Godella; museo de la Imprenta de El Puig; o el museo municipal del Trenet de Valencia (en Marxalenes).

Otros que están en proyecto o en fase de creación son el museo de la Memoria Industrial de Sagunto; el de la Indumentaria, que se hará en el Palacio del Barón de Bellvert (en la calle del Mar); el museo Textil que estará en Ontinyent; el Colegio Mayor de la Seda de Valencia (que espera una remodelación); el museo Garín de la Seda, en Moncada y el museo del Transporte (que tendrá sede en los talleres de la estación del Norte de Demetrio Ribes).


Recuperación del patrimonio arquitectónico y fabril
L. S./ VALENCIA


La ruta turística y la exposición del MuVIM marcarán un antes y un después en la memoría industrial de los valencianos, pero desde el Colegio de Ingenieros de la Comunitat también quieren hacer un llamamiento para recuperar la arquitectura y maquinaria en desuso que está en peligro de desaparición.

Proyectos como el museo de la Memoria Industrial de la ciudad de Sagunto –que defienden a capa y espada la Fundación para la Protección del Patrimonio Histórico Industrial de Sagunto, con el respaldo del Ayuntamiento de Sagunto, el Estado y la Generalitat– son la clave para recuperar un espacio tan lleno de historia y de vida como los Altos Hornos del Mediterráneo.

Otro caso elogiable es la conservación de naves como las del Marqués de Campos (financiero y alcalde de Valencia) que están junto a la avenida de Baleares; la fachada de aceites Casanova (en la avenida del Puerto) o una harinera en Juan Verdeguer –que se salvó de un plan urbanístico y que es el espacio de conciertos Heineken–.

Un caso llamativo es el de la antigua Central de Luz de Aielo de Malferit. Se ha recuperado la cubierta, la sala principal y se ha limpiado el sistema de compuertas de la acequía. “Fue una central eléctrica referente realizada por el primer presidente de los Ingenieros Industriales de Valencia, de Julián López Chavarri. Es una pena, que cuando se desmontó la central se vendiera parte de la maquinaria como chatarra. Y es que no había esa mentalidad de patrimonio industrial”, detalla José Miguel Muñoz Veiga, coordinador de la exposición.

Entre los edificios fabriles que urge recuperar se encuentra La Ceramo, del barrio de Benicalap de Valencia, antigua fábrica de cerámica que modeló piezas de reflejo dorado de construcciones tan singulares como el mercado de Colón, la estación del Norte o el tejado del Ayuntamiento de Valencia.

Se desmanteló el utillaje, pero se conserva el edificio neomudéjar, construido en 1855 por Josep Ros Furió. Esta fábrica no está protegida dentro del Plan General y los vecinos exigen que sea Bien de Relevancia Local.

Otro elemento que quieren salvar es un panel cerámico de la calle Sorní (en una finca muy deteriorada). Se trata de un panel modernista que habla de la Valencia industrial.

[Revisado el 22-6-2007]

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