martes, junio 27, 2006
Inaugurada la muestra “Gijón. Ferrocarriles Portuarios”
JOP Musel
La exposición “Gijón. Ferrocarriles Portuarios”, organizada por la Autoridad Portuaria de Gijón -con el apoyo técnico y científico del Museo del Ferrocarril de Gijón-, quedó inaugurada esta tarde, ante 150 personas, en la Sala de Exposiciones “Antigua Rula”.
El Puerto de Gijón espera que se convierta en un homenaje a todas las personas que, con su trabajo, colaboraron al desarrollo económico regional en sucesivas etapas de la industrialización de Asturias.
Cuenta con dos sedes, la Sala de Exposiciones “Antigua Rula” y el Museo del Ferrocarril, unidas visualmente por una señalética en las farolas que unen el paseo entre ambos espacios expositivos
La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 15 de octubre, pudiendo visitarse toda la semana -de lunes a domingo-, de 11 a 14 horas y de 17 a 21; una hora más diaria que en otras exposiciones anteriores.
La muestra permanecerá abierta hasta el próximo día 15 de octubre, pudiendo visitarse toda la semana -de lunes a domingo-, en horario de 11 a 14 horas y de 17 a 21; una hora más que otras exposiciones anteriores, organizadas por la Autoridad Portuaria de Gijón.
Durante el acto inaugural, celebrado tras el Consejo de Administración Ordinario de junio, comenzó con la visita guiada por el comisario de la Exposición, para posteriormente producirse las intervenciones de la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, y del presidente del Puerto de Gijón, Fernando Menéndez Rexach.
El acto contó con la asistencia del presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, Luis Arias de Velasco; el director general de la Radio Televisión del Principado de Asturias, José Ramón Pérez Ornia; además de una amplia representación del Consistorio municipal y directivos y empresarios de la comunidad portuaria.
La Autoridad Portuaria de Gijón continúa así su apuesta por la recuperación del patrimonio cultural, económico, social, industrial, así como de la memoria histórica de la mar y del puerto de Gijón.
Además, con esta exposición, el Puerto de Gijón quiere ofrecer una propuesta -cuando comienza el verano- para que los niños, las familias y los menos jóvenes se acerquen al mundo del puerto y del ferrocarril, en lo que la Autoridad Portuaria de Gijón espera que se convierta en un homenaje a todas las personas que, con su trabajo, colaboraron al desarrollo económico regional en sucesivas etapas de nuestra industrialización.
Breve historia de los ferrocarriles portuarios
La exposición “Gijón. Ferrocarriles Portuarios”, inaugurada esta tarde, es realmente singular, ya que hace referencia a la trascendental vertebración que el ferrocarril -vinculado a la dársena local, primero, y al Puerto de El Musel, después- permitió, tanto de Gijón como de otros núcleos urbanos asturianos, especialmente los de Langreo y Carreño.
Así, la construcción del Puerto de El Musel fue generando una infraestructura ferroviaria en continuo cambio y expansión, en la que la red de caminos de hierro iría evolucionando ligado al incesante crecimiento del puerto y de las necesidades de sus tráficos.
Previamente, el ferrocarril en Asturias tiene su referencia inicial en primitivos ferrocarriles arrastrados por caballerías que, desde la tercera década del siglo XIX, ya se empezaron a usar para el transporte desde las minas.
Después, el pionero Ferrocarril de Langreo, que se comenzó a construir en 1847 -antes incluso de la inauguración del Barcelona a Mataró- implantó en sus vías el ancho internacional; el mismo que ahora recorren los trenes de alta velocidad.
El 12 de julio de 1856 se inauguraba oficialmente la línea Sama-Gijón. Al año siguiente, entraba en funcionamiento la terminal ferroviaria de Langreo en la dársena local, a través del denominado “muelle del carbón”, destinado -desde entonces- al embarque exclusivo de dicha mercancía a los buques, por medio de los cargaderos, llamados drops -traídos desde Inglaterra-, a los que se añadiría, en 1873, un tercero.
La inauguración del ferrocarril de vía ancha a León por Pajares, en agosto de 1884 -tras una obra de dimensiones colosales-, supuso la ruptura definitiva del aislamiento secular de Asturias, abriendo sus minas, industrias y puertos al resto del país. Esta obra y sus posibilidades de transporte de mercancías significó el comienzo de una interrelación mutua entre ferrocarril, puerto y ciudad que se vería prolongado, en 1907, con la entrada en funcionamiento de las instalaciones de El Musel.
La Autoridad Portuaria de Gijón ha colaborado en abordar -junto a los expertos del Museo del Ferrocarril- el fenómeno ferro-portuario gijonés, en un análisis de proyectos, modificaciones, trasiego de productos, trazados, edificios, locomotoras, estaciones, concentración de empresas y anchos de vías, que han sido fundamentales para el progreso comercial de Asturias.
La fisonomía de la ciudad, El Musel y el valle de Aboño son, en buena parte, fruto de esa trayectoria ferroviaria, compartida y singular, convirtiendo a los “caminos de hierro” en nervios de la actividad industrial en la que confluyeron las históricas compañías de Langreo, del Norte, de Carreño, del tranvía y, por supuesto, la red propia de la antigua Junta Obras del Puerto de la que es heredera la hoy Autoridad Portuaria de Gijón.
Dos sedes unidas por un paseo visualmente señalizado
Esta visión asturiana del mundo del transporte y de sus vinculaciones intermodales -entre los modos marítimo, ferrocarril y carretera- cuenta con algunas piezas que marcaron toda una época y que se muestran en dos espacios expositivos: la Sala de Exposiciones “Antigua Rula”, de la Autoridad Portuaria de Gijón, y el Museo del Ferrocarril, del Ayuntamiento de Gijón.
Para informar y atraer, el paseante encontrara, visualmente, como las farolas que discurren entre ambos espacios -alejados entre si por algo menos de dos kilómetros- han sido convenientemente señalizadas con motivos alusivos al ferrocarril, para ayudar a que gijoneses, asturianos y visitantes puedan disfrutar de esta exposición en sus dos sedes.
Algunas piezas de la exposición
El Puerto de Gijón se vino revelando, a lo largo de todo ese periodo -según apuntan los investigadores-, como un espacio apropiado en el que se fusionaron técnica y tecnología; fundamentales para aplicar las soluciones constructivas y formales que llegarían a ser vanguardistas, cuando no pioneras, en el ámbito ferroviario nacional.
Ante esta realidad innegable, el Puerto de Gijón -con el inestimable apoyo de los expertos del Museo del Ferrocarril, especialmente de su director y comisario de esta exposición, Javier Fernández- ha favorecido la realización de un vasto análisis y de una profunda investigación de las relaciones que a lo largo de los tiempos ha mantenido el ferrocarril, su puerto -el Puerto de Gijón- y las principales ciudades industriales de la región.
Como ejemplo de esta historia industrial, a la entrada de Sala de Exposiciones “Antigua Rula” se ha instalado -como reclamo- una grúa de vapor que, fueron profusamente utilizadas, en la segunda mitad del siglo XIX, en todos los puertos, y el de Gijón no supuso una excepción.
Esta grúa pertenece a un modelo construido en 1890 por la Fábrica de Armas de Trubia, y es muy similar a las usadas en Gijón. La velocidad máxima de este tipo de máquinas, en sus cortos desplazamientos, es de unos cuatro kilómetros por hora y son capaces de levantar hasta cuatro toneladas. Obtiene su energía del vapor, obtenido calentando agua hasta su punto de ebullición en una caldera vertical que quema carbón. Cedida por el Ministerio de Defensa, ha sido enteramente restaurada por el Museo del Ferrocarril de Asturias y permanece en estado de marcha.
Con sus 116 años, es actualmente, el vehículo más antiguo de construcción española de cualquier tipo en estado de marcha y, por lo tanto, uno de elementos más valiosos del patrimonio industrial nacional.
La citada grúa de vapor autopropulsada, cuenta con dos ejes motores unidos por cadena, una caldera vertical para quemar hulla y pluma giratoria 360 grados. Útil para un ancho de vía de 1674 mm, con una tara de 13.000 kilogramos.
Asimismo, la Sala de Exposiciones ofrece un diorama de los antiguos cargaderos o drops, del muelle del carbón, en la dársena local; diversas piezas y materiales como faroles, mandilones de factores, el reloj que dio la hora durante los años que tuvo de servicio en la vieja estación del ferrocarril de El Musel, marmitas –o cambios de aguja-, etcétera.
Por su parte, en el Museo del Ferrocarril, se podrá contemplar diverso material cedido, en su día, por el Puerto de Gijón como las locomotoras de la Junta de Obras del Puerto, números 11 y 13, así como el vagón de madera, número 96.
Contenido de la exposición en la “Antigua Rula” y el Museo del Ferrocarril
La nueva exposición “Gijón. Ferrocarriles Portuarios” aborda el desarrollo de este medio de transporte en el ámbito portuario y de la ciudad a través de diferentes capítulos, mostrados en dos sedes.
La Sala de Exposiciones “Antigua Rula” muestra: la historia de las vías del Puerto de Gijón, el material móvil ferroviario del Puerto, las tareas de conexión intermodal tren-barco, los ferroviarios del puerto -a quien se quiere homenajear con esta muestra- y un repaso por las diferentes estaciones ferroviarias existentes en el tiempo dentro del ámbito portuario.
Por su parte, el Museo del Ferrocarril acoge temas como: la vinculación del ferrocarril de Langreo con el Puerto de Gijón a través del transporte de la hulla, la llegada del Ferrocarril del Norte a la ciudad, el Ferrocarril de Carreño, los viajeros en El Musel -unidad a través de la que se analiza como el puerto de Gijón tuvo la necesidad de conectarse con la ciudad a través del ferrocarril para facilitar el acceso a aquellos pasajeros que embarcaban o desembarcaban en los trasatlánticos-.
Otro de los capítulos que se podrá contemplar en esa muestra es el denominado “Las arterias de la industria”, que presenta la vinculación entre los centros extractivos de materias primas, los centros de producción y, finalmente, los espacios de almacenaje previos a su salida hacia los clientes intermedios o finales. Un elemento especialmente curioso es que la exposición acoge los más significativos proyectos ferroviarios que nunca acabaron de ser llevados a la práctica.
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