El confitero Miguel Sierra presenta en el Club Prensa de LA NUEVA ESPAÑA su turrón en forma de «slab»
M. MANCISIDOR
Miguel Sierra es el mayor de dos hermanos, presume de avilesino y, pese a su edad -el sábado cumplirá 33 años-, ya almacena en su memoria recuerdos de una niñez marcada por el sabor y los olores de aquellos dulces tradiciones que hacían la boca agua a cuantos paseaban por distintas calles de Avilés. Con el tiempo, Sierra decidió que pasaría sus años entre fogones y le llegaron los primeros premios: mejor joven cocinero de Asturias en 1994, campeón de Europa, premio a la innovación de Lyon o «Mandil del colesterol bueno», entre otros muchos.
Fue entonces cuando decidió dar un nuevo cambio y hacer de la cocina un arte. De este objetivo nace el turrón siderúrgico, un dulce que hace chiribitas en la boca a la vez que enciende la nostalgia entre los avilesinos por su nombre, su formato (similar a los «slab» de Ensidesa) y su presentación en cajas que simulan con luces el fuego que desprendían los altos hornos.
Sierra presentó anteayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés su turrón siderúrgico ante más de una treintena de personas junto al portavoz de la Cofradía del Colesterol, Carlos Guardado; el confitero avilesino Manolo Galé, y el coordinador del Club, Ramón Baragaño. Todos ellos tuvieron palabras de elogio para Miguel Sierra, un «crack» de la cocina, en palabras de Guardado, que ocupa un lugar preferente entre los mejores confiteros del mundo. «Empezó en Jardín de Cantos; ahora tiene su obrador en Tapia de Casariego, pero siempre lleva el nombre de Avilés por donde quiera que va», apuntó el portavoz de la cofradía.
¿Y cuáles son los secretos de Sierra? Unas manos hábiles en la cocina y el uso de materias primas de primera calidad. Así salen del obrador tapiego «slab» de yema, maíz y chocolate, de turrón duro y blando. Una delicia para paladares selectos que anteayer pudieron saborear en el Club los productos del avilesino. «Utilizo la mejor almendra, la mejor yema, la mejor miel, creo que en el uso de productos de primera se basa la revolución de la cocina», destacó el autor del turrón siderúrgico y otros dulces como helado de queso de La Peral.
Por su parte, el compañero de Miguel Sierra, Manolo Galé, calificó este turrón de «genial». «Estoy acostumbrado a lo auténtico y creo que hay que seguir haciendo productos en la misma línea que los hace Miguel», apostilló, mientras Sierra dejaba claro: «Mi trabajo no consiste en competir con grandes superficies comerciales, trabajo con calidad», recalcó. Y la calidad de Sierra se puede adquirir en Avilés y también en su obrador, en el puerto marinero de Tapia de Casariego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario