miércoles, septiembre 27, 2006

Varios expertos analizan en el seminario universitario la difusión turística del patrimonio industrial


Tate Modern. Londres


Térmica de Ensidesa

Fuente LNE. Amaya P. GIJÓN


Asturias cuenta con un importante patrimonio industrial y muchos expertos se quejan de que en numerosos casos se relega al olvido, a la erosión del paso del tiempo y a la destrucción definitiva.

Historiadores y conservacionistas alzaron sus voces recientemente para salir en defensa de la térmica de Ensidesa ante el anuncio de su derribo y algunos se aventuran en aportar ideas para convertir edificios emblemáticos de la comarca y de su legado industrial en desuso en puntos de atención turística basándose en ejemplos de otras ciudades españolas y europeas.

En ejemplos de este tipo basó el profesor titular de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo, José Manuel Pérez Fernández, la ponencia que ofreció en la mañana de ayer a los alumnos del curso universitario «Sistemas de difusión del patrimonio industrial: difusión turística, ciudadana y educativa». Éstos fueron algunos de los ejemplos de uso turístico del patrimonio industrial de los que habló Pérez Fernández.

Museo de Arte Moderno de Londres: El profesor afirmó que el Tate Modern de Londres es un claro ejemplo de recuperación de patrimonio industrial como museo. «Los arquitectos suizos Herzog y De Meuron fueron los encargados de rehabilitar la que fue una central térmica y la convirtieron en un museo de arte contemporáneo», expuso. De hecho el Tate es la tercera atracción turística más visitada de la ciudad del Támesis, sólo por detrás de la Torre de Londres y del Museo Británico. Un claro ejemplo de equipamiento industrial convertido en museo.

Fábrica y villa de Crespi d'Adda (Italia): Fue realizada entre finales del siglo XIX y principios del XX por una familia de industriales algodoneros y se encuentra situada entre las ciudades italianas de Bérgamo y Milán. «Querían crear una ciudad de trabajo ideal en torno a la visión paternalista del patrón.



Cada trabajador y su familia tenían una casa con huerto y jardín y disponían de todos los servicios que demanda la vida en comunidad: escuela, hospital, centro social, teatro, baños públicos...», explicó. El profesor afirmó que no se trata de un museo, sino de un pueblo que se mantiene vivo y que se ha convertido en un foco turístico.


El caso de esta villa italiana derivó durante la charla en casos similares que existen en Asturias, como el poblado minero de Bustiello (Mieres), que atendió a la sociedad hullera hasta la creación de Hunosa.



O el avilesino poblado de Llaranes, edificado a la sombra de la «Fabricona», que suministraba la energía a la pequeña ciudad siderúrgica. «Hoy día es un barrio más de Avilés, pero digno de explicar», apuntó Pérez Fernández.


Los gasómetros de Viena:
En la capital austriaca existen cuatro torres de ladrillo cilíndricas que se remontan a finales del siglo XIX, cuando en el área de Simmering se construyó una fábrica de gas para hacer frente a la demanda de los barrios periféricos y de la que formaban parte cuatro gasómetros.


Un siglo después comenzó su reforma, que culminó en 2001. «Esos gasómetros se han convertido en viviendas comunicadas por una especie de centro comercial y cubiertos por cúpulas luminosas. Se ha construido una auténtica ciudad en cuatro gasómetros con tiendas, supermercados, lavanderías, floristerías, sala de conciertos y espectáculos, residencia de estudiantes, oficinas, bancos...», explicó el profesor, que acompañó toda su exposición con imágenes de los espacios de los que habló.


No faltó la alusión a los gasómetros de la gran siderúrgica avilesina: «Los gasómetros de Ensidesa son diferentes, pero igual habría que pensar qué hacer en ellos en lugar de derribarlos», apuntilló el profesor, que finalizó su exposición con un consejo a los alumnos: «Tenéis que pensar que hay que conservar el patrimonio, pero siempre con un fin».












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