La mina y el mar: del hormigonado de la mina de La Camocha a la flatulenta regasificación del Principado de Asturias |
El debate que organiza hoy el diario La Nueva España en el poblado de La Camocha, en el centro municipal que está situado en aquel atípico asentamiento minero del maravilloso entorno rural de la Villa de Jovellanos, es una de las operaciones más dignas y notables que realiza ese diario en los últimos tiempos, porque de alguna manera viene a romper -aunque como siempre tenga que ser mediante un flatus vocis- el silencio que preside la vida cotidiana de nuestra convivencia, en el corazón de una comunidad autónoma, que es víctima de su pasado y rehen de su presente. No había otra manera de liquidar la actividad de La Camocha que enterrarla en hormigón, mediante una recalificación de terrenos, que como siempre, cuando esa recalificación responde a las necesidades internas de alguna operación de largo alcance, se disfraza con algún pomposo maquillaje que sirva para enmascarar la realidad, de una manera que resulte sonora. Sonora es la tradición minera de La Camocha y su proximidad al mar, que dio dos cosas, la importación masiva de carbones subvencionados por el Estado como si fuesen extraidos de las entrañas de la tierra y la preciosa canción escrita por José León Delestal y popularizada por nuestro genial Jerónimo Granda: La mina de la Camocha |
martes, septiembre 19, 2006
La Camocha: La mina y el mar
Patricia Valdés, responsable de la Oficina de Turismo de Riosa, nos envia esta reseña extriada de EL Comentario TV.
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