Al hilo de la polémica creada con la destitución del director y fundador del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, Pepe "El Ferreiro", Alberto del Rio publica este artículo en su blog.
Haciendo gala de una desconocida dosis de inteligencia y una ejemplar visión de futuro, los complejos industriales, principalmente mineros y siderúrgicos, no se desmantelaron, ni se dinamitaron.
Con una calculada previsión, aquellas instalaciones se han venido adaptando a otros usos: sucias escombreras son, hoy, jardines; o un enorme gasómetro se ha convertido en un espacio onírico multiusos.
Parte del paisaje está singularizado por castilletes mineros y altos hornos que recortan el horizonte, y también por chimeneas que envenenaron lo que sólo Dios sabe, y comprobarse puede en imágenes de la época, más propias de un grabado del «Infierno» de Dante. //SEGUIR LEYENDO
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