“A mediados del siglo XIX comienza en toda Asturias una intensa actividad minera, centrada principalmente en el carbón, pero sin olvidar otros minerales. En Laviana, los estudios mineros hallaron hierro en El Condado, Lorío, La Pola, Tiraña y Carrio; cobre en Tiraña, Lorío, El Condado y Villoria; y carbón, en la Pola, Tiraña, Entralgo, Lorío, Villoria, Tolivia y Carrio. Salvo algunas explotaciones menores de cobre en Villoria y El Condado- que llegó a tener sendas fundiciones de cobre, hoy desaparecidas-, la actividad minera del concejo se centró en el carbón.
La primera explotación abierta en Laviana fue la del llamado Coto Musel, que perteneció a don José Martínez Rivas, de Bilbao, y que comenzó los estudios de explotación hacia 1890, dirigidos por el ingeniero Juan Gandolfi. Eladio García Jove describe así las primeras instalaciones, en 1896 ya en pleno funcionamiento:
“El foco de explotación se halla en el Meruxalín, en cuyo punto, después de varios planos inclinados, desde los pisos de las diversas bocas de minas, empieza la vía férrea, por donde circulan dos locomotoras de siete toneladas cada una, y cuya vía mide una longitud de tres y medio kilómetros, divididos en dos trozos: uno que cruza la montaña de Carrio, y otro la Vega de Laviana, enlazados por un plano inclinado de más de 500 metros, en el alto del cual una sencilla máquina movida por el vapor, pone en marcha los vagones en su ascensión y descenso, atravesando después el río Nalón por un magnífico puente metálico de 35 metros de luz”.
Este puente metálico que aquí se describe es, lógicamente, el puente de “El Sutu”, que comenzó a construirse a finales de octubre de 1891 con materiales procedentes de la fábrica de Mieres y que se terminó apenas un mes más tarde.
Después de esta mina de Coto Musel, vendrían otras en Villoria, Tolivia, Tiraña, Carrio... Prácticamente, todo el concejo fue “denunciado” entonces como explotación minera y “agujereado” en su búsqueda. Esta fiebre del carbón alcanzó su cota máxima en 1914, en los inicios de la primera guerra mundial, cuando los países europeos, con sus explotaciones paralizadas por la guerra, necesitaban carbón asturiano para mantener sus industrias siderúrgicas. Hacia 1920, cuando Europa recobra la paz, cesan las peticiones y Asturias torna a una normalidad minera que, con altibajos más o menos acentuados, se mantiene hasta la gran crisis de los años sesenta.
Por lo que respecta a Laviana, digamos que la segunda explotación en importancia, Carrio, comenzó también en los años 90 del pasado siglo: en 1898 se tendió el cable desde Sierramplún al Argayón, en Barredos. Y en 1905 los Felgueroso se hacían con la concesión de Barredos, hasta entonces en poder de la Sociedad Santa Ana. El miércoles de ceniza de 1906 comenzaba la explotación del Pozu Barredos....
...A partir de entonces, la actividad minera del concejo, con una leve recuperación en los años 40/50, comienza a decrecer, hasta la actualidad, en que se encuentran cerradas prácticamente todas las explotaciones primitivas y, aparte el Pozo Carrio, de la empresa estatal HUNOSA, el resto carece de interés.
Pero la aparición de la minería no debe medirse exclusivamente desde su aspecto netamente industrial. La minería supuso todo un complejo proceso sociológico, aparte el económico. La irrupción del proceso industrial que en Laviana tuvo por base a la minería supuso el inicio del desarrollo económico, y por tanto social, del concejo. Y con la minería irrumpieron también dos conceptos que pasaron a engrosar las preocupaciones cotidianas de sus habitantes y que acabaron por cambiar su mentalidad: los conceptos de accidente y de huelga, tan unidos a la dureza natural del trabajo en la mina....”
(...)
Trinidad, Francisco, Crónica de Laviana, Alcotán, Oviedo, pp. 87-89.
En El Porvenir de Laviana hay igualmente alguna reseña de cuando se construían los planos inclinados de Coto Musel:
“En las minas que en este concejo tiene en preparación el Sr. Martínez Rivas, se hallan colocando un estenso cable para uno de los planos inclinados ya terminado.
Los trabajos en dichas minas se llevan á cabo con gran acierto y seguridad habiendo adquirido ya aquellas escarpadas montañas verdadero aspecto minero.”
El Porvenir de Laviana, 19 de julio de 1891.
También se habla en El Porvenir de Laviana de otras minas que había en Laviana a finales de siglo:
“Parece ser abundante y de muy buenas condiciones, el carbón que se empieza á extraer de las próximas minas de Sospelaez y las Portillas, llamadas Alfonsina y Cuesta la Pola, cuya explotación si se llevase á efecto en gran escala, sería de gran utilidad para esta villa por lo inmediatas que se hallan. El carbon de estas minas tiene excelentes condiciones para hornos y cok.”
El Porvenir de Laviana, 26 de octubre de 1890
Y cómo en el mismo periódico se publicó el anuncio de la venta de estas minas:
ANUNCIO
Se venden en la Pola de Laviana las minas de carbón “Alfonsina”, sita en Sospelaez y “Cuesta la Pola” en las Portillas; están á dos kilómetros de la estación del ferro-carril; hay los títulos.
El que las desee adquirir entiendase con D. Gaspar Martínez y don Gaspar García Jove.
En el mismo periódico aparece la noticia de la llegada de las locomotoras a Coto Musel:
“Lejos de confirmarse la triste noticia dada por un acreditado periódico de Oviedo y reproducida por casi toda la prensa asturiana acerca de la suspensión y paralización de los trabajos que para explotación de sus carbones está llevando á cabo el Sr. Martinez Rivas, de Bilbao, en esta localidad y su concejo, tenemos hoy la satisfacción de participar á nuestros lectores que han llegado á esta estación de Langreo las magníficas y potentes locomotoras de siete toneladas cada una, procedentes de la Marchinenban-Geselleschaft de Karlsruhe, cuyo montaje se está verificando con toda actividad, y muy pronto su agudo silbido á impulsos del vapor, anunciará á este valle que los ricos carbones de nuestras montañas empiezan á tomar parto en los mas acreditados mercados de Europa y muy especialmente en el de Bilbao, para cuya floreciente industria será en gran parte destinado.
Reconocida ya la excelente calidad de nuestros carbones y su importancia indiscutible en la marcha progresiva de la industria, no ofrece duda contribuirá su explotación al engrandecimiento de nuestro pueblo y abrirá una via más de riqueza á la poderosa producción asturiana.
Terminadas las obras más necesarias é indispensables para bajar los carbones desde las alturas de la Emberniza á la estación del ferro-carril de esta villa, empezaron ya el día 9 del actual los trabajos de explotación que continuarán sin interrupción alguna, por que así lo exije la importancia de las obras, la calidad de los carbones y los deseos del propietario y, cada vez con más incremento y actividad, constituyendo un manantial seguro de incesante trabajo y próspera vida industrial.
Dichos carbones después de recorrer los planos establecidos entre los varios pisos de las minas, llegan á la estensa y cómoda plaza de clasificación Meruxalín, donde empieza la via general que tiene una longitud de 3 y 12 kilómetros, divididos en dos trozos, uno cruza la montaña, y otro la vega de Laviana, enlazados por un grandioso plano inclinado, de 500 metros de longitud, y otro vesando el rio Nalon, el trozo de la vega, por el magnífico puente metálico que mide 35 metros de luz, construido en la fábrica de Mieres, y del que ya dimos cuenta á nuestros lectores, así como de sus sólidas avenidas.
Los carriles empleados en la via pesan 16 kilos por metro.
El material móvil todo ya convenientemente instalado, está compuesto además de las dos locomotoras de que ya hemos hecho mención, de vagones de chapa cuibuteurs, cuya muestra fue admirada en la exposición regional de Gijón celebrada el verano último pasado, y son construidos por la casa Gifnentes, Stoldk y Compañía, de Gijón, así como los aparatos, frenos de los varios planos inclinados que la instalación tiene.
La montaña de la Emberniza está completamente transformada; las casetas de las vocas-minas, los planos, los edificios destinados á fragua y carpintería, el calero, la tejera y los elegantes cuarteles, dan á aquella ladera del valle alegre aspecto de vida y animación, y entusiasma verdaderamente al ánimo el considerar el valiente impulso que al porvenir de Laviana ha de prestar aquella industria ya definitivamente instalada.
Los cuarteles constan de planta baja, y en cada uno caben dos familias solamente, prestando de ese modo gran servicio al operario que hallará en tales viviendas, no sólo las comodidades del sitio y construcción y las ventajas de salubridad é higiene, sino tambien la economía é independencia, pues la simpática y acertadas dirección del notable ingeniero D. Juan Gandolfi, todo lo ha previsto y á la solidez y elegancia de las obras, ha añadido su interés por la vida y bienestar del obrero; teniendo además en proyecto la construcción de un pequeño hospital donde puedan ser atendidos y curados lo que en obras de tal consideración suelen sufrir accidentes inevitables muchas veces, así como una casa-escuela donde los hijos de los obreros puedan educarse é instruirse.
La industria minera iniciada hace dos años en Laviana, continúa por lo tanto, boyante y animosa y desenvolviéndose progresivamente al amparo del magnánimo y rico propietario D. José Martinez Rivas, de Bilbao, y del ilustrado y activo director Sr. Gandolfi, auxiliado de personal inteligente é instruido, con todos los adelantos modernos, realizando así el fin benéfico del progreso, dando trabajo y bienestar al hombre y vida y prosperidad á los pueblos.
El Porvenir de Laviana, 20 de abril de 1892.
También se habla de otras minas en el concejo:
(...)“En el año 1858 la Sociedad Hullera Santa Ana tenía en explotación la mina “Polesa 1ª” ubicada en Tiraña. (...)
Al año siguiente, 1859, se explota en El Condado una mina de cobre donimada “San Miguel” en las proximidades del “Castillo” de la citada localidad. (...)
En el año 1860 se produce una ebullición de denuncias de explotaciones de carbón por todo el municipio de Laviana localizadas en Villoria (3), Laviana (3), Lorío (5), Ribota y Tiraña (4), cuya vigencia será muy breve caducando la mayoría de ellas en el año 1867. (...)
En 1869 se registra la mina de Hierro denominada “Cuerria del Valle” en las proximidades de la carrera Sama-Laviana cercana a las localidades de las Llanas y La Piniella. (...)
A partir del año 1876 se produce de modo definitivo y paulatino el desarrollo de las explotaciones mineras. La llegada de la carretera hasta la Pola facilita la salida de los carbones valle abajo (cuatro años antes). En esa misma fecha se abren una serie de minas en las proximidades de las principales localidades de Laviana.Tal es el caso de las situadas en San Pedro de Tiraña. (...)
Una de las más antiguas y con mayor incidencia en Laviana fue la empresa Coto Musel S.A. creada por José María Martínez de las Rivas en 1876, con capital vasco y domicilio social en Bilbao. Destaca por la gran extensión de la explotación situada en términos de las parroquias de Blimea, Villoria, término municipal de San Martín del Rey Aurelio y Laviana. (...)
En los mismos años, se registran las minas de hierro denominadas “Cueva tras la Torre” en clara alusión a su ubicación en las proximidades al torreón del Condado, “Cazadora” en Laviana y “Enriqueta” en Lorío propiedad de Duro.
En 1878 se abren cinco nuevas minas de carbón, otras tantas de cobre en la parroquia del Condado y una de mineral de hierro en “Tras la torre de Salices”.
Algunas de las minas citadas estuvieron abiertas durante un breve período de tiempo. Eran minas de ataque frontal en las que con frecuencia desaparecían las vetas iniciales en un período de tiempo corto, lo que obligaba a cesar en la excavación al no disponer de grandes recursos para continuar o superar las zonas improductivas, tal fue el caso de “La Bella” y la “Maravilla” (Entralgo) clausuradas a los dos años del inicio de la explotación. (...)
A partir de 1884, se sigue acomentiendo la apertura de nuevas minas de carbón y de cobre y hierro en los años sucesivos, hasta finales de la década, localizadas todas ellas en El Condado y Villoria. Las primeras referencias estadísticas del volumen de carbón extraído en plan industrial se constatan en la zona denomidada de los “Barredos” en el año 1885. En esta fecha se obtienen 8.179 Tm en Nespral y Cía y 9.388 Tm en la propiedad de Figar y Lantero. En 1896 la empresa de Martínez Rivas extrae 48.000 Tm. Dos años después, la Sociedad Felgueroso Hermanos adquiere la mina “Entrialgo” en Laviana a los señores Kessler, Laviada y compañía y en 1907 compran las de Barredos a la Sociedad Figar y Nespral citada con anterioridad. En este mismo año, Charbonnages de Laviana registra una producción de 7.898 Tm.
Las empresas asentadas en Laviana estaban constituídas por capitales regionales en las pequeñas explotaciones, extrarregionales en las más importantes como Coto Musel (vasco) y Fradera (catalán), y extranjeros en el caso de Charbonnages con sede en París.
La empresa denominada “Charbonnages de Laviana” se asienta en las cercanías de Pola, en el Valle de la Cuesta y en el paraje denominado “Les Portielles” con anterioridad a 1906. (...)
En 1920 Duro Felguera continúa incrementando su presencia con nuevas adquisiciones en la zona. Compra las minas de Hermanos Felgueroso y, en los años treinta crea una sección en su organigrama empresarial a la que denomina igual que el concejo que la acoge: el “Grupo Laviana” constituido por las secciones del “Pozo Barredos”, “Rimoria” y “Carrio”. (...)
A las anteriormente citadas tenemos que añadir la empresa Cementos Fradera, propiedad de la familia catalano-francesa Camps-Boussen, con sede central en Vallcarca (Barcelona), dedicada a la extracción de carbón para alimentar sus cementeras en Cataluña. Comienza sus explotaciones mineras en el concejo en 1927. Esta empresa, cuyas explotaciones carboníferas se situaban en las inmediaciones de las de Coto Musel, se limitaba a extraer el carbón y una vez eliminada la piedra más gruesa, lo enviaba a Barcelona sin lavar. Para ello utilizaba todo el vacío disponible del ferrocarril de Langreo en los días festivos, lo transportaba directamente hacia el Muelle de Gijón o Avilés y lo embarcaba en sus propios navíos: “Luis Caso Cobos” (3.000 Tm) e “Indauchu” (3.500 Tm).
Esta sociedad explotaba entre otros el “Pozo Carolina” en Villoria, la mina de “Vegamuela en L`Acebal y otra en Ribota (Lorío). Todas ellas comunicadas por medio de “La Campurra” –nombre popular de la locomotora- que diversificaba los ramales en Coruxera; uno en dirección a Villoria y el otro hacia Ribota.
La citada sociedad también era dueña del trenecillo que unía Laviana con Rioseco, al que hemos hecho referencia con anterioridad, cuyo objetivo era no sólo el transporte de viajeros a que estaba obligado, sino el traslado del mineral de hierro proveniente del yacimiento de Llaímo en Soto de Agues (Sobrescobio) hasta Laviana. Previamente se transportaba en camiones a Rioseco y de ahí, en el citado tren, hasta la estación de Laviana para ser llevado en el Ferrocarril de Langreo hasta la fábrica de Duro-Felguera en La Vega.
Las antiguas cocheras de Coruxera y las tolvas actualmente existentes en las proximidades de la estación del Feve, erigidas en 1929, son el testimonio de su presencia en el Concejo y de su sistema de aprovechamiento. (...)
Fuente: Rodríguez Felgueroso, Alberto J., Retrato de un paisaje: El Alto Nalón, Principado de Asturias, Consejería de Educación, Gijón, 1993, pp. 52-79.
Más información:
- Museo del Ferrocarril de Asturias
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Creo que hay poco rigor en lo que se cuenta en torno a Fradera. Debe decirse que,aunque esa empresa iniciase la extracción de mineral en la segunda década del pasado siglo,previamente lo venía haciendo don Cándido Blanco, del que nadie dice nada y que fue el propietario a quien Fradera adquirió sus concesiones.
ResponderEliminarAlbino Suárez