sábado, julio 14, 2007

Ladrillo versus historia

Los conservacionistas se visten de nuevo de luto por la demolición del club social y de la residencia de ingenieros de la extinta Ensidesa


A. P. GIÓN

Los defensores del patrimonio industrial se visten de nuevo de luto. Si sus voces en contra de la demolición de la antigua térmica de Ensidesa cayeron en saco roto, estos días ven como otro de los últimos vestigios del Avilés siderúrgico se viene abajo a golpe de piqueta: el centro social de la residencia de ingenieros.

«Es una bravuconería de los agentes del ladrillo, sólo prima el negocio», criticó ayer José María Olmedo, secretario comarcal de la federación del metal y la construcción de UGT y uno de los defensores acérrimos del patrimonio industrial avilesino.

La residencia de ingenieros de Ensidesa es considerada por los expertos un conjunto arquitectónico de singular valor ubicado en el centro de la ciudad. El recinto constaba de bloques de viviendas, un club social y una residencia de ingenieros, estos últimos con una arquitectura singular y única en Asturias. Sin duda, dicen, de gran valor histórico y social y, para los historiadores, una pieza fundamental del proyecto de jerarquización social que el Estado había diseñado para los hogares de los empleados de «La Fabricona».

Olmedo conoció la residencia que se viene abajo «en pleno funcionamiento». «Era un club de lo más selecto, con un diseño arquitectónico de un valor indiscutible. Ahora van a hacer en el solar un edificio de cientos de viviendas. No hay piedad para el patrimonio industrial en Avilés», añadió.

De la misma opción que el sindicalista es el arquitecto José Ramón Fernández Molina, miembro de la asociación Docomomo (Documentación y Conservación del Movimiento Moderno). No sólo destaca el «indudable valor arquitectónico» de la residencia de ingenieros, sino también la «memoria sentimental que se pierde». Molina critica que «hay un afán por borrar el mapa los vestigios de Ensidesa» cuando «todas las ciudades cuidan su pasado». ¿Un ejemplo? «La aprobación del plan especial de Hunosa y la catalogación de cien elementos protegidos es una noticia estupenda para Asturias», señaló el arquitecto.
Las «madrileñas»

Del complejo residencial sólo quedarán en pie las viviendas de los ingenieros. El club social y la residencia serán añicos en cuestión de días. En su lugar se edificarán bloques para unas trescientas viviendas.

«Borran del mapa hasta lo más pequeño», criticó José María Olmedo. Las grúas de la dársena de San Agustín, popularmente conocidas como las «madrileñas», «han sido pasto del soplete inmisericorde», concluyó.

Sindicalistas, arquitectos, historiadores y conservacionistas en general, insisten en que la historia contemporánea de Avilés, y una de las etapas más importantes para la comarca, se hace tantos añicos como el club social de los ingenieros o la vieja térmica.





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