miércoles, julio 11, 2007

Aviles: Comenzó el derribo de la vieja residencia de ingenieros

Traemos aquí una triste noticia en la que se menciona lo publicado en estas páginas sobre el tema. Esperemos que este proceso destructivo se ralentice y no se aleguen razones de coste rebatidas en estas páginas en más de una ocasión


Fuente : LVA . El complejo levantado para alojar y ofrecer asueto a los altos cargos de Ensidesa dará paso a la construcción de unas 300 viviendas Grupos proteccionistas dicen que el derribo rompe un complejo de alto valor arquitectónico

Las excavadoras han entrado ya en el recinto de la antigua residencia de ingenieros de Ensidesa para proceder al derribo de los edificios que componían el antiguo club y albergue de altos cargos de la empresa siderúrgica.

Tras la demolición, el solar será destinado a la construcción de viviendas merced al convenio suscrito en marzo de 2005 por el ayuntamiento y el grupo inmobiliario Melca. Los derechos y compromisos de dicho convenio fueron posteriormente traspasados por la empresa avilesina al grupo inmobiliario de capital gallego Procupisa por un importe de 33,5 millones, que es la que ejecutará el proyecto. Según han indicado desde la propia promotora, el proyecto prevé la construcción de un complejo de unas trescientas viviendas «con zonas verdes y equipamientos deportivos».

El convenio urbanístico firmado con el Ayuntamiento permite la demolición de los edificios que albergaron en los últimos años un hotel, un centro geriátrico y un restaurante, y eleva la edificabilidad prevista en la zona hasta permitir la construcción de entre 300 ó 350 viviendas. A cambio, el grupo Melca cedió al Ayuntamiento sus acciones en la empresa mixta Rehabilitaciones Urbanas de Avilés (Ruasa), así como la antigua fábrica de camisas de Confecciones Camino. Además, la empresa inmobiliaria abonó al consistorio tres millones de euros.



Dicho convenio, tras ser firmado, ya fue criticado por grupos conservacionistas que consideran que la demolición de dichos edificios supone un «daño irreparable» a un conjunto arquitectónico en el que se integran, no sólo el antiguo club y residencia de ingenieros, sino las torres de viviendas para altos cargos de la compañía siderúrgica.

Dicho complejo sería además un ejemplo del modelo urbanístico aplicado por el Estado en la década de 1950 para cubrir las necesidades de la plantilla de la compañía siderúrgica, con una clara separación según las categorías laborales y profesionales. Así, los 'productores' (obreros y capataces) fueron concentrados en las viviendas de Llaranes, La Luz y Trasona; los 'peritos', por su parte, contaron con urbanizaciones de mejor calidad en zonas como La Rocica; mientras que para los altos cargos se reservaron las viviendas «de ingenieros» en un emplazamiento céntrico y elevado de la ciudad.

El colectivo 'monsacro.net', que reúne a un grupo de entusiastas del patrimonio industrial, considera que este aspecto es de especial interés «histórico y social» para la ciudad, a lo que se sumaría «el alto valor arquitectónico» de los edificios, encuadrados en el denominado movimiento Moderno de la arquitectura de las primeras décadas del siglo pasado, y que ya han empezado a caer bajo las excavadoras.

El derribo de la residencia se produce además después de que las actuaciones mantenidas por los grupos proteccionistas para tratar de paralizar la demolición de la antigua central térmica de Ensidesa hayan sido infructuosas. La plataforma que promovió las protestas contra dicho derribo destacó además en reiteradas ocasiones la progresiva pérdida de elementos del patrimonio industrial de la ciudad que se está produciendo en los últimos años.

Tras la reconversión de la compañía siderúrgica Ensidesa, numerosas voces (desde historiadores como Juan Carlos de la Madrid, hasta entidades como el Colegio de Arquitectos de Oviedo o plataformas cívicas) se han alzado en favor de la conservación de instalaciones industriales por su alto valor patrimonial. Así, la demanda de que se conservara al menos uno de los cuatro hornos altos de la antigua cabecera fue desechada, al igual que el gasómetro número tres (recientemente desmantelado) o instalaciones de menor porte como las grúas portuarias de la dársena de San Agustín. En todos los casos, la opción de la demolición se adoptó por una mera razón de costes, según han señalado fuentes de la empresa siderúrgica como de las administraciones públicas. Tanto los costes de rehabilitación de dichas instalaciones, como los de la posterior conservación, haría inviable su mantenimiento. Sólo el derribo del antiguo ambulatorio de Llano Ponte, de la que se reservaron elementos escultóricos y pictóricos, se justificó por el supuesto mal estado de su estructura.

Conservación

«La realidad es que sólo se conserva lo que requiere unos gastos asumibles», declaró recientemente un responsable de la empresa heredera de la antigua Ensidesa. Así pues, por ahora se mantienen en pie piezas de maquinaria como las expuestas en el paseo de la ría, o construcciones que, de algún modo, mantienen el uso. En otros casos, tales como el parque de bomberos de Ensidesa, se han previsto mecanismos de protección que impedirán su derribo, mientras que otras construcciones, como la chimenea del Sinter, en manos privadas, permanece a la espera de que se le dote de un nuevo uso, previsiblemente de tipo turístico.

Mientras tanto, los cerca de nueve mil metros cuadrados de la parcela en la que se ubica la residencia de ingenieros acoge ya las primeras obras para la construcción de las cerca de trescientas viviendas previstas en el convenio urbanístico.

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