Con su habitual ingenio, Alberto del Rio mete el dedo en la llaga ( si es que para la clase política y empresarial existe tal) y nos habla del estado del patrimonio industrial Asturiano y Avilesino en particular. El texto es suficientemente explicito asi que no cabe más que añadir...
Revisando la hemeroteca, no conocemos prensa más "optimista" que la asturiana. Si fueran verdad (como el mítico "bosque siderurgico" que ayer reflejaba un periodico local en medio de un pico de contaminación....) todos los proyectos avilesinos de lo que nos hemos hecho eco, seguro que ahora estariamos hablando de otra cosa...Nos vienen a la cabeza los planes que había para el cuartel de bomberos de ENSIDESA
La herencia fabril les importa un pito a muchos políticos, quizás porque saben que es ignorada por muchísimos ciudadanos.
Es por eso que cuando hablas de patrimonio industrial en Asturias, se oye un silencio grande, estremecedor, vergonzante.
Sépase que en otros países restauran y recuperan antiguas instalaciones industriales para otros usos. Estoy hablando de centrales térmicas que se convierten en centros culturales (Tate Modern de Londres), gasómetros para diversos usos ciudadanos (espacio deportivos e incluso viviendas) y otros.
Sin embargo el patrimonio industrial asturiano no solamente no es apreciado ética y estéticamente sino que es despreciado olímpicamente por los poderes públicos. A pesar de que somos una de las dos comunidades autónomas que conserva mayor número de importantes restos industriales de España.
Mas de un tercio de ese patrimonio industrial asturiano está localizado en Avilés.
Y el caso de Avilés, con la excepción de Arnao, es lastimoso. Me refiero a lo que viene ocurriendo en los terrenos de la fenecida industria de cabecera de Ensidesa, hoy ocupados por el Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA).
Y el caso de Avilés, con la excepción de Arnao, es lastimoso. Me refiero a lo que viene ocurriendo en los terrenos de la fenecida industria de cabecera de Ensidesa, hoy ocupados por el Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA).
Era éste un espacio tan plagado de edificaciones singulares que quitaba el hipo. Cuando dejó de producir, se perdió -por falta de imaginación y previsión- la oportunidad de planificarlo racionalmente para un nuevo uso. No hubo plan rector, ni leches en vinagre, que impusiera sentido común a las actuaciones.
Y así, en un quítame allá esas pajas, se demolieron más de 80 instalaciones y se ganaron 75.000 toneladas de chatarra y otras 65.000 de hormigón. Había algunas de notable singularidad: hornos altos, fábrica de oxígeno, la acería LD-I o el gasómetro número 3.
La acería Siemens fue la única que se salvó, aprovechada por la sensibilidad de Daniel Alonso, para instalar allí una empresa conservando la estructura del edificio.
El caso es tan escandaloso que de las catalogaciones hechas por el organismo internacional DOCOMOMO (Documentación Conservación Movimiento Moderno), para el actual PEPA una (la más valiosa) se la comieron a medias entre la mentira y la especulación: la famosa térmica, que fue dinamitada hace poco y con ella volaron un símbolo de una época importantísima en la historia asturiana y avilesina. //SEGUIR LEYENDO
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¿Pavor?... en el caso de Avilés ¡terror!
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