Fuente LNE. Jorge BOGAERTS
Juan Manuel Cárdenas Rodríguez y Francisco Goicoechea Agustí fueron los arquitectos de la central térmica de Ensidesa, cuyo polémico derribo ha dado y sigue dando tanto que hablar. Pero no es el único proyecto suyo que se realizó por parte de Ensidesa. Otros edificios del interior de la fábrica, como la estación de Bomberos o la central de comunicaciones, así como los poblados de trabajadores y sus construcciones singulares, también salieron de las ideas de estos dos arquitectos.
Juan Manuel Cárdenas Rodríguez y Francisco Goicoechea Agustí fueron los arquitectos de la central térmica de Ensidesa, cuyo polémico derribo ha dado y sigue dando tanto que hablar. Pero no es el único proyecto suyo que se realizó por parte de Ensidesa. Otros edificios del interior de la fábrica, como la estación de Bomberos o la central de comunicaciones, así como los poblados de trabajadores y sus construcciones singulares, también salieron de las ideas de estos dos arquitectos.
Los dos nacieron el mismo año, 1919, se titularon a la vez, en Madrid, en 1947, y colaboraron en diversos proyectos, con especial intensidad en los años cincuenta, precisamente en los trabajos realizados para la «Fabricona».
Cárdenas
Juan Manuel Cárdenas Rodríguez (León, 1919-Madrid, 2004) procedía de una larga e ilustre familia de arquitectos. Estudió en el Colegio del Pilar de Madrid y obtuvo el título de arquitecto por la Escuela de Madrid en 1947, en la que había empezado a estudiar en 1935, a la vez que en la Facultad de Ciencias Exactas, estudios que debieron aparcarse desde 1936 hasta después de la guerra.
Desde el año siguiente a su titulación y hasta la jubilación, en 1987, fue director del servicio de arquitectura de la Cruz Roja Española, cargo desde el que realizó proyectos de hospitales para dicha entidad, como los de Burgos, Valladolid, Palencia, Murcia, Ceuta, Almería, Torrelavega y Jerez de la Frontera. Asimismo, fuera de España realizó para la Cruz Roja Española el centro de Maternidad en Toulouse (Francia). En Madrid realizó también el pabellón Victoria Eugenia, anejo al Hospital de San José y Santa Adela. También fueron obra de Cárdenas las sedes de las asambleas provinciales de la Cruz Roja Española en La Coruña, Lugo, Huesca, Castellón, Murcia, Granada, Cádiz, Cáceres, Zamora, Burgos, Guadalajara, Toledo, Torrijos, Palma de Mallorca, Ibiza, Medina del Campo y La Línea de la Concepción.
En Burgos realizó una residencia de ancianos para la Seguridad Social con 240 camas. Realizó estaciones marítimas también, en Ceuta y Málaga.
Dentro de su labor para el INI, aparte del proyecto global de Llaranes en colaboración con Goicoechea, es preciso recordar un pequeño poblado para Endasa en Valladolid -también en colaboración con Goicoechea- y otro más en San Balandrán (Avilés), este último en colaboración con Francisco Cabrera, a finales de los años cincuenta.
En Asturias también intervino en la reconstrucción de la iglesia parroquial de Parres (Llanes).
En esa misma década lleva a cabo unas viviendas para empleados de Entrecanales y Távora -empresa para la que trabajaría hasta los años ochenta-, también en colaboración con Francisco Cabrera. En los sesenta, además de gran parte de la obra descrita para la Cruz Roja, planifica viviendas en Madrid, en la plaza de Santa Cristina (paseo de Extremadura). Una década después, sin abandonar sus obras para Cruz Roja, gana el concurso para realizar la plaza de toros de Egea de los Caballeros, construye unas bodegas para Domecq en Jerez de la Frontera -donde traduce a hormigón armado elementos de la tradición andalusí- y un puente sobre el Guadarrama anejo al palacio del Pardo. Además, vuelve a colaborar con Francisco Cabrera en el Seminario y Noviciado de los Padres y Hermanas Blancos en Logroño.
A lo largo de los ochenta va cediendo poco a poco sus responsabilidades, primero en Entrecanales y Távora (1983) y después en la Cruz Roja. Juan Manuel Cárdenas fue, además, profesor adjunto de la Cátedra de Construcción en la Escuela de Arquitectura de Madrid desde 1964 hasta su jubilación, en 1987. Una larga carrera.
Goicoechea
Francisco Goicoechea Agustí (Madrid, 1919-1980) realizó sus estudios primarios y de Bachillerato en el Colegio del Pilar, en Madrid, donde obtuvo su título en 1935. Al año siguiente inicia Arquitectura, que debe interrumpir por los acontecimientos bélicos y que sólo podrá finalizar en 1947. Siendo estudiante acude al estudio de su tío Agustí, que era arquitecto del Ministerio de Justicia. Allí completaba su iniciación profesional. Por esa época realizó un estudio sobre el Real Oratorio del Caballero de Gracia, obra madrileña de Juan de Villanueva en colaboración con Luis Subirachs, Manuel Lacasa y Gonzalo del Ré. Terminada la carrera, realizó el proyecto y construcción de varios edificios en el barrio de Salamanca, en Madrid.
Trabajo en Ensidesa
Trabajo en Ensidesa
A través de su conocimiento personal de Amalio Hidalgo, éste propuso a Goicoechea colaborar con Juan Manuel Cárdenas en el proyecto del poblado para Ensidesa, en Llaranes. Este trabajo, será presentado como proyecto de fin de carrera por ambos arquitectos.
Además, entre 1954 y 1959 desarrolló Goicoechea otros interesantes proyectos, entre los que puede destacarse un magnífico edificio destinado a ser laboratorio basado en los modelos que Modesto López Otero y otros arquitectos, como Agustín Aguirre, habían puesto en práctica en la ciudad universitaria, con estructura de hormigón armado y recubrimiento de ladrillo visto y piedra artificial, dotado de abundantes entradas de luz. Una posterior reestructuración elevó una tercera planta por necesidades prácticas, pero la ampliación fue llevada a cabo con un exquisito respeto por el proyecto original.
Con el mismo determinante espíritu de funcionalidad y similar estética «complutense» al laboratorio, proyectó el Sanatorio de Ensidesa, situado entre la entrada de Llaranes y la de la factoría.
Por esos mismos años trabaja en colaboración con el arquitecto Jacinto Vega, con quien monta un estudio. Primero con este arquitecto y después muy ligado a la Empresa Meliá -era cuñado de José Meliá-, Goicoechea vivió muy de cerca el gran desarrollo del turismo en los años sesenta y setenta. Dedicó la mayor parte de su vida a proyectar y construir instalaciones hoteleras y otras construcciones promovidas por la inmobiliaria de Meliá. Con Jacinto Vega realizó varios hoteles en Andalucía y Baleares: el Bahía Palace, en 1955, en Palma de Mallorca, y el Córdoba Palace, un año después, son sólo dos de ellos. También diseñó otros hoteles en Torremolinos, como el Tritón, Pez Espada o Siroco.
En 1964 la empresa Meliá crea una oficina técnica que pasa a dirigir Goicoechea desde el principio. Desde allí dirige las grandes obras de la empresa, contando con la estrecha colaboración de los arquitectos Veguilla y Nestares. De esa oficina surgen numerosas obras en Madrid. En 1970 realizó el estudio volumétrico de la manzana que queda entre la calle Orense y Capitán Haya; allí proyecta y construye el Meliá Castilla (1970), por entonces el hotel más grande de Europa, con sus mil habitaciones. Para esta obra, Goicoechea y su equipo proyectaron un muro-cortina de hormigón en la fachada que por su disposición y tamaño resultaba novedoso. Más adelante se realiza el Meliá Alicante (1972-73) y un proyecto para un edificio en la prolongación de O'Donell-Doctor Esquerdo (1973-74). Por entonces las cosas empezaron a ir mal para la empresa Meliá y se cierra la oficina técnica que dirigía. Francisco Goicoechea murió en Madrid, en junio de 1980.
El proyecto global de los poblados de Ensidesa y los edificios singulares está firmado al alimón por ambos arquitectos. Como se ha dicho, fue su proyecto común de fin de carrera, pero se pueden rastrear dos estilos diferentes, en ocasiones casi opuestos, que quizá hayan contribuido a la feliz síntesis global de su colaboración.
Cárdenas siempre fue, de los dos, el más apegado a la tradición y a las fórmulas estéticas más tradicionales. Dentro del poblado de Llaranes se le pueden atribuir la iglesia y la plaza Mayor. En cambio, Goicoechea deja ver frecuentemente su gusto por la vanguardia y el movimiento moderno; suyos son los proyectos más audaces de Llaranes, como los dos colegios o el precioso diseño del parque infantil, donde la arquitectura de juguete se convierte en arquitectura real en el arco de acceso.
Además, entre 1954 y 1959 desarrolló Goicoechea otros interesantes proyectos, entre los que puede destacarse un magnífico edificio destinado a ser laboratorio basado en los modelos que Modesto López Otero y otros arquitectos, como Agustín Aguirre, habían puesto en práctica en la ciudad universitaria, con estructura de hormigón armado y recubrimiento de ladrillo visto y piedra artificial, dotado de abundantes entradas de luz. Una posterior reestructuración elevó una tercera planta por necesidades prácticas, pero la ampliación fue llevada a cabo con un exquisito respeto por el proyecto original.
Con el mismo determinante espíritu de funcionalidad y similar estética «complutense» al laboratorio, proyectó el Sanatorio de Ensidesa, situado entre la entrada de Llaranes y la de la factoría.
Por esos mismos años trabaja en colaboración con el arquitecto Jacinto Vega, con quien monta un estudio. Primero con este arquitecto y después muy ligado a la Empresa Meliá -era cuñado de José Meliá-, Goicoechea vivió muy de cerca el gran desarrollo del turismo en los años sesenta y setenta. Dedicó la mayor parte de su vida a proyectar y construir instalaciones hoteleras y otras construcciones promovidas por la inmobiliaria de Meliá. Con Jacinto Vega realizó varios hoteles en Andalucía y Baleares: el Bahía Palace, en 1955, en Palma de Mallorca, y el Córdoba Palace, un año después, son sólo dos de ellos. También diseñó otros hoteles en Torremolinos, como el Tritón, Pez Espada o Siroco.
En 1964 la empresa Meliá crea una oficina técnica que pasa a dirigir Goicoechea desde el principio. Desde allí dirige las grandes obras de la empresa, contando con la estrecha colaboración de los arquitectos Veguilla y Nestares. De esa oficina surgen numerosas obras en Madrid. En 1970 realizó el estudio volumétrico de la manzana que queda entre la calle Orense y Capitán Haya; allí proyecta y construye el Meliá Castilla (1970), por entonces el hotel más grande de Europa, con sus mil habitaciones. Para esta obra, Goicoechea y su equipo proyectaron un muro-cortina de hormigón en la fachada que por su disposición y tamaño resultaba novedoso. Más adelante se realiza el Meliá Alicante (1972-73) y un proyecto para un edificio en la prolongación de O'Donell-Doctor Esquerdo (1973-74). Por entonces las cosas empezaron a ir mal para la empresa Meliá y se cierra la oficina técnica que dirigía. Francisco Goicoechea murió en Madrid, en junio de 1980.
El proyecto global de los poblados de Ensidesa y los edificios singulares está firmado al alimón por ambos arquitectos. Como se ha dicho, fue su proyecto común de fin de carrera, pero se pueden rastrear dos estilos diferentes, en ocasiones casi opuestos, que quizá hayan contribuido a la feliz síntesis global de su colaboración.
Cárdenas siempre fue, de los dos, el más apegado a la tradición y a las fórmulas estéticas más tradicionales. Dentro del poblado de Llaranes se le pueden atribuir la iglesia y la plaza Mayor. En cambio, Goicoechea deja ver frecuentemente su gusto por la vanguardia y el movimiento moderno; suyos son los proyectos más audaces de Llaranes, como los dos colegios o el precioso diseño del parque infantil, donde la arquitectura de juguete se convierte en arquitectura real en el arco de acceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario