ECD nos trae esta crónica de un libro que se presenta muy interesante
Ensidesa nació el 15 de junio de 1950 por decreto del Gobierno y en 1973, tras su fusión con Uninsa, se convirtió en el gigante siderúrgico asturiano que ahora es ArcelorMittal. Su primera nómina estaba formada por 19 personas, pero en 1975 llegó a tener una plantilla de 27.244 trabajadores. La historia de la Empresa Nacional Siderúrgica, Sociedad Anónima, está íntimamente ligada a Avilés y a Gijón y la creación de la empresa nacional culminó la larga tradición siderometalúrgica asturiana del pasado siglo, que tiene su origen en las cuencas mineras.
La crónica del nacimiento y vida de esta empresa se narra con detalle en el libro 'Catedrales de acero (1950-1975)', editada por ArcelorMittal, con textos de Óscar Fleites y Javier Gancedo. La edición cuenta cómo se desarrollaron los primeros pasos de estas empresas siderúrgicas asturianas.
En las páginas del libro, que tiene una importante colección de fotografías históricas de Adolfo López Armán, se describe el nacimiento, la construcción y el desarrollo de Ensidesa, desde su creación hasta 1975, cuando ya se había fusionado por absorción con Uninsa. El libro aporta también los datos económicos y técnicos necesarios para entender el importantísimo papel que Ensidesa desempeñó en la historia industrial de la región.
El 15 de junio de 1950 un decreto del Gobierno encomendaba al Instituto Nacional de Industria (INI) la creación de un centro siderúrgico con capacidad de hasta seiscientas mil toneladas de productos terminados. La nueva empresa, según el decreto, tendría la consideración de 'interés general' y disfrutaría del beneficio de expropiación forzosa de los terrenos.
El 28 de julio de ese año se constituyó oficialmente la compañía y en el libro se reseña que «tras largas dudas y vacilaciones, se decidió emplazar sus instalaciones en los esteros y marismas de la margen derecha de la ría de Avilés, de gran amplitud, que necesitarían ser adecuadamente drenados y saneados».
Avilés era en 1950 una villa de 21.340 habitantes y tras la creación de Ensidesa la ciudad se transformó con la llegada de técnicos y obreros que trabajaban en todo tipo de tareas. La villa recibió un aluvión de inmigrantes que duplicó la población en ocho años llegando en 1958 a tener 42.134 habitantes.
El libro señala que «los avilesinos de toda la vida comenzaron muy pronto a llamar a aquellos trabajadores, venidos mayoritariamente del Sur, coreanos, ya que entonces era actualidad la guerra de Corea. Avilés recordaba a la California de la fiebre del oro».
Inauguración
En el año 1957, Francisco Franco inauguró el primer horno alto, que llevaba el nombre de 'Carmen', en honor a su esposa. El horno número dos se llamó 'Joaquina' y entró en servicio en noviembre de 1958; el tercero, 'Rosario', empezó a funcionar en agosto de 1966, y el último 'IV Carmen', en julio de 1969. La electricidad era producida por su propia central térmica y Ensidesa utilizaba agua salada procedente de la ría y dulce de los pantanos de La Granda y Trasona.
El libro narra también cómo nació Uninsa y cómo se produjo la fusión. Según señala, inicialmente la nueva empresa, que nació de la unificación de siderúrgicas asturianas históricas como Duro Felguera, Fábrica de Mieres y Moreda-Gijón, sólo iba a explotar un nuevo tren de laminación en Veriña, al que se le llamó coloquialmente 'El tren de las tres'.
En el libro se narra que «se trataba de un tren BK (Blaw-Knox) destinado a la URSS, como ayuda de Estados Unidos a la recuperación del país, pero nunca fue enviado a Rusia a consecuencia de la guerra fría. En 1964 entró en producción y ante los magníficos resultados del tren BK y las claras ventajas sinérgicas, las tres empresas decidieron crear un gran complejo siderúrgico en el mismo lugar».
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