ALBERTO DEL RÍO LEGAZPI Cuando en 1899, en pleno centro de París plantaron una estructura metálica de 324 metros de altura, diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel, se armó la de Dios es Cristo.
Los intelectuales franceses se indignaron. Paul Verlaine la describió como «esqueleto metálico de atalaya». Guy de Maupasant como «aborto de un ridículo y delgado perfil de chimenea de fábrica».
La torre Eiffel fue el acceso principal a la Expo parisina, de 1899 y también lugar de pruebas de comunicaciones del ejército francés.

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