Extraido de su Web Corporativa y otras fuentes
En el año 1822 Charles Pickman, procedente de Liverpol, llega a Cádiz para continuar con el negocio iniciado por su hermano William fallecido el año anterior. La actividad empresarial de Charles Pickman continuó siendo la comercialización de los productos fabricados en Inglaterra y que tenían buena salida en el mercado español de la época.
Desde principios del siglo XIX, la familia Pickman se dedicaba a la exportación desde Inglaterra de loza y cristal a España teniendo sucursales en las ciudades con puerto de mar, a través de los que accedía más fácilmente al comercio con el interior.
Aprovechando la desamortización de bienes eclesiásticos de Mendizábal, en 1841 instaló la fábrica de loza en el interior del monasterio cartujo de Santa María de Las Cuevas, hecho que vinculará los nombres de Pickman y La Cartuja de Sevilla hasta nuestros días.
Allí crea una fábrica de loza y porcelana china decorada a la manera inglesa haciéndose en poco tiempo la preferida por la clase acomodada, ya fuera para darle un uso particular como para adornar alacenas de todo el mundo, piezas que aún hoy día se pueden encontrar en perfecto estado de conservación en muchos casos.
Nos encontramos, por tanto, en un período en que las aportaciones inglesas vinieron a cambiar en España el gusto de los objetos cerámicos, surgiendo una fuerte demanda de cerámica inglesa, más refinada, sobre todo en lo referente a piezas de vajilla y tocador.
Al principio de su funcionamiento la fábrica se adaptó al edificio siendo respetuoso con el mismo, pero la demanda de producción de loza terminó por utilizar todos los restos edificados sin piedad. En esta fecha es cuando se levantan los diez hornos de botella que dan originalidad al conjunto monumental de los que sólo quedan en pie cinco y unas cuantas chimeneas.
No obstante, las crecientes dificultades que pesaban sobre la importación de loza inglesa -agravadas por la reciente Ley de Aranceles- y el proteccionismo con que se favorecía el establecimiento de fábricas de loza, fueron razones que contribuyeron a que Charles Pickman decidiera fabricar los productos que vendía.
Desde la fundación de la fábrica en 1841, se implantaron procedimientos nuevos de origen extranjero que exigían plantas industriales tan diferentes como alejadas en concepción de los obradores cerámicos tradicionales de Triana, muy próximos al monasterio de La Cartuja. Charles Pickman estableció métodos fabriles novedosos como la importación de materias primas extranjeras, el empleo intensivo del molde, el uso de maquinaria especializada como los brazos mecánicos y las prensas de estampación para los decorados, el trabajo de operarios especialistas ingleses y toda la experiencia ceramista del fundador que supuso el éxito inicial de la fábrica.
La segunda mitad del siglo XIX fue de gran esplendor para Pickman S.A. que recibió numerosos premios y medallas de oro en exposiciones internacionales: París (1856, 1867 y 1878), Londres (1862), Oporto (1865), Viena (1872), Sevilla (1858, 1929 y 1949), Barcelona (1888), Bayona (1864), Filadelfia (1876), etc.
Un hito importante en cuanto a reconocimiento de la calidad de los productos elaborados por la fábrica se produce en el año 1871 cuando La Cartuja de Sevilla es nombrada Proveedora de la Casa Real por Amadeo I de Saboya quien concede posteriormente -en el año 1873- el título de Marqués de Pickman al fundador de Pickman La Cartuja de Sevilla, por su destacada aportación a los procedimientos industriales.
La calidad y estilo de los productos de La Cartuja de Sevilla han avalado a la fábrica como proveedor de las principales casas reales y aristocráticas, que han visitado la fábrica sucesivamente -Isabel II (1862), Alfonso XII (1873), Regente María Cristina (1892), Alfonso XIII (1904).
La fabricación de loza y porcelana estuvo funcionando en el monasterio hasta 1982
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