martes, enero 29, 2008

Recuperación del pozo San Antonio

Los arquitectos ganadores del concurso «Europan» afirman que su plan para recuperación del pozo allerano creará 700 empleos

LNE // El pozo San Antonio de Aller aún es una mina por explotar a pesar de las décadas de actividad carbonera que ha soportado. Al menos eso piensan los arquitectos ganadores del concurso urbanístico internacional «Europan», que afirman que su proyecto de reutilización de las instalaciones y galerías del pozo «sería capaz de absorber todos los empleos que se pierden con la desaparición de la minería en Aller, unos 700 puestos de trabajo».

Hunosa y el Principado presentaron los terrenos del pozo Aller a la novena edición del concurso internacional «Europan» para que arquitectos jóvenes plantearan propuestas de reutilización con el compromiso del encargarles en el futuro el desarrollo de la idea. El equipo de arquitectos formado por Pablo Gil, Karla Díaz y Adelais Parera obtuvieron el primer premio, frente a otras 20 propuestas, con el proyecto «Viaje al centro de la Tierra».


El plan, arriesgado como una novela de Julio Verne, contempla la reutilización de las galerías subterráneas para labores de investigación, para construir un spa subterráneo, almacenar CO2, instalar bodegas, crear una planta geotérmica y plantaciones de agricultura no fotosintética. Sobre la superficie, las edificios y terrenos del pozo tendrían usos vinculados a las actividades subterráneas. Plantean oficinas para los laboratorios, un centro de visitantes, plantaciones de manzanos, un llagar, una sidrería, un parque público, un mercado agrícola y un auditorio.


«Trabajar sobre una explotación minera nos parecía un reto muy interesante. Los espacios bajo tierra son tabú, y nosotros pensamos que lo contrario, que tienen un valor añadido de cara a desarrollar actividades generadoras de empleo y de riqueza, y que las galerías no tienen por qué inundarse», afirma Pablo Gil, profesor de proyectos arquitectónicos de la London Metropolitan University, especialista en el desarrollo de equipos para energías renovables y coautor del proyecto ganador del concurso «Europan» para el pozo San Antonio.


«Pretendemos aplicar lo que en la teoría se denominan megaestructuras, espacios en los que se mezcla la producción blanda, el ocio y la vivienda y que garantizan el mantenimiento de las redes sociales», añade el arquitecto Pablo Gil, que firma el proyecto junto con la española Adelais Parera y la mexicana Karla Díaz, ambas afincadas también en Londres y arquitectas.

El «Viaje al centro de la Tierra» tiene dos fases de ejecución. En la primera fase se plantean actuaciones sobre la rasante y bajo tierra, y son precisamente las actividades de interior, ligadas a programas de experimentación científica, las que consideran los arquitectos que pueden generar más actividad económica. Las propuestas se desarrollarían entre las plantas tercera y undécima del pozo San Antonio y precisarían de la creación de una nueva red de transporte interior en la mina. Las actividades son:





  • Laboratorios DUSEL. Los autores del proyecto destacan que en estos momentos se está conformando una red mundial de laboratorios bajo tierra denominados DUSEL (Deep Underground Science and Engineering Laboratories) destinados al estudio de algunos de los campos más importantes de la ciencia contemporánea. Estos centros suelen alojarse en minas en profundidad ya existentes, aunque ciertos experimentos requieren profundidades de tres y cinco kilómetros. En ellos se realizan estudios en el campo de la física y astrofísica (estudio de la naturaleza de la materia oscura, la estabilidad de la materia y las propiedades de los neutrinos), de la biología (estudio de los ecosistemas microbiológicos en un medio aislado y de lenta evolución que pueden aportar datos sobre los orígenes de la vida), de las ciencias de la Tierra (estudios sobre el origen del campo magnético de la Tierra, el rol de las propiedades de la materia en los procesos planetarios, el entendimiento y predicción de catástrofes naturales como los terremotos o el uso del agua subterránea para consumo humano) y de ingeniería (estudios de aplicaciones de ingeniería bajo tierra: análisis mecánicos y dinámicos de la roca, de la optimización de las construcciones subterráneas y de las medidas de seguridad a tomar en las construcciones bajo tierra).

  • Spa subterráneo. El proyecto plantea la creación de un spa subterráneo que aproveche aguas termales y condiciones ambientales del interior de la mina. La instalación se haría en la planta undécima del pozo.

  • Almacenaje y captura de CO2. Actividad que ya esta estudiando Hunosa en la región junto a la Universidad de Oviedo y el Instituto Geológico y Minero de España.

  • Área para la fermentación de sidra. Los arquitectos señalan que en la tercera planta de la mina se pueden dar las condiciones ideales para la fermentación de la sidra en toneles a bajo coste (diez grados constantes, ausencia de corrientes de aire, atmósfera rica en CO2 y ausencia de luz).

  • Planta geotérmica. El proyecto destaca que la temperatura del subsuelo es de unos 14 grados hasta los 300 metros bajo tierra y un grado más cada 33 metros de profundidad. Como la parte más profunda de la mina es de unos 600 metros existe un rango de temperaturas de entre 14 y 24 grados. Si se horadara un depósito en cada galería de la mina se podría bombear agua a la superficie a distintas temperaturas para resolver la climatización en verano e invierno de los edificios sobre rasante del solar así como de los edificios de las poblaciones de Moreda y Caborana por medio de un sistema de techos o suelos radiantes.

  • Agricultura no fotosintética. Algunos vegetales como los champiñones no requieren luz del sol para su crecimiento y se benefician de los entornos húmedos y a temperatura constante. Este tipo de agricultura se desarrollaría experimentalmente en los laboratorios DUSEL y se pondría en práctica en las galerías abandonadas.


Ligado al plan de actuaciones subterráneas, los arquitectos plantean un programa de reutilización de los edificios y terrenos mineros sobre la rasante. Ese espacio se definiría como un parque público cualificado por el programa subterráneo.


«Planteamos crear una serie de plataformas de vidrio y acero que se convertirían en una segunda piel para acondicionar y proteger térmicamente los edificios que serían funcionalmente obsoletos para el nuevo uso asignado; formaríamos así un parque arqueológico industrial recorrible y disfrutable desde las plataformas», señala el arquitecto Pablo Gil, que añade que las plataformas, que se elevarían 50 centímetros sobre la rasante actual, serían de acceso público libre y acogerían actividades lúdicas y relacionadas con las acciones que tienen lugar bajo rasante.


Los edificios existentes tendrían también nuevas funciones ligadas a la nueva explotación interior.



  • Oficinas para los laboratorios bajo rasante. Se acondicionarían en el antiguo edificio de oficinas, al noroeste de la parcela.

  • Centro de visitantes. Se alojaría en el antiguo taller, al oeste de la parcela.

  • Almacenamiento de agua para riego y abastecimiento local. Para ello se emplearía el antiguo edificio de tolvas, al norte de la parcela.

  • Llagar de sidra. Se ubicaría en la antigua sala de compresores, al sur de la parcela

  • Sidrería. Junto al llagar, al lado sur de la parcela.

  • Auditorio y área de mercado. Se ubicarían en el antiguo edificio de almacenaje, al este de la parcela, y en el caso del mercado estaría vinculado a la venta de frutos no fotosintéticos producidos en el interior de la mina.

  • Plantaciones. En el borde norte del espacio se plantarían manzanos para la obtención de manzanas y la producción de sidra. El agua que se almacena en el edificio de tolvas se usaría para el riego de los manzanos y el lavado de los frutos en el inicio del proceso de elaboración de la sidra.

    Todas esas actuaciones formarían parte de la primera fase, y el proyecto plantea una segunda fase con un período de implantación 50 años. En ella se desarrollarían dos nuevos niveles subterráneos para desarrollar exclusivamente el resto del programa asociado al laboratorio DUSEL.

  • Laboratorio a 3.000 metros de profundidad. Se llevarían a cabo experimentos de astrofísica y tests de baja radioactividad. Se construiría un acelerador de partículas. A su vez habría detectores de explosión de supernovas. Habría una sala para dar clases, laboratorios de biología, un laboratorio para experimentos de fractura y desplazamiento de masas de roca. En este nivel se llevaría a cabo terapia de cáncer, detección de terremotos, un refugio y una cafetería.




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