Si realmente quieren cambiar Aviles, ello pasa por el cierre de estas baterias y en todo caso, su mantenimiento en el recuerdo. Fotografias: Induruhr.de
LNE/AIMUNDO ABANDO Ahora que está tan de actualidad hablar del cambio climático y de los 
temas ecológicos no tenemos que movernos de nuestro municipio para confirmar una anomalía medioambiental que se está produciendo.
En mi última visita a Avilés, me pidió un amigo que nos diéramos un paseo por Valliniello para comprobar la polución derivada del polvillo de coque que desprenden las baterías de Arcelor. Me comentaba que si se dejaba un coche por la noche a la intemperie a la mañana siguiente aparecía cubierto con una visible capa negra. Y le decía yo que, siendo eso malo, sería mucho peor el respirar continuamente ese ambiente contaminado. El buen hombre estaba desolado, pues, aun comprendiendo que para Avilés era importante el que estas instalaciones estuvieran abiertas y en funcionamiento, no podía entender cómo el Ayuntamiento no hacía nada para defender a sus ciudadanos de este ataque contra la salud.
Viendo la angustia de este vecino de Valliniello, me pasé por la nave que un empresario tiene en el famoso polígono del PEPA. Al preguntarle por el asunto, me dijo que había días que eran horribles. Como el techo era en parte traslúcido me enseñó el polvillo acumulado y pude comprobar lo grave de la situación. Pero es que entraba por todas partes, hasta por los despachos había polvo negro. Estaban todos desesperados y nadie les hacía caso, buenas palabras, pero ninguna solución.
Ya de vuelta a casa, yendo por la ría me adelanta un camión a toda velocidad echando humo, como si de una chimenea rodante se tratase. Era un camión de coque. Me pongo hacer un cálculo mental, 600.000 toneladas al año, 365 días, entre 25 toneladas, 65 camiones al día pasando por la ría. Miro a mi derecha y veo ese puerto deportivo del que estamos tan orgullosos y me imagino a todas las lanchas negras por el polvillo.
Inmediatamente me vino a la memoria el acuerdo firmado por Infoinvest y Arcelor para la renovación del contrato de baterías hasta el año 2020.Y pienso lo mismo que cuando lo leí. Que se mantengan abiertas es importante para Avilés. Los puestos de trabajo que generan y las 600.000 toneladas que suponen de movimiento para el puerto lo hacen justificable. Ahora bien, dicho lo anterior, es absolutamente intolerable que se aguante un día más la actual situación. Es verdad que Arcelor se ha comprometido a invertir diez millones de euros en medidas medioambientales, pero de nada servirá si alguien desde el Ayuntamiento y dedicado de forma exclusiva a este fin no controla que en un plazo corto de tiempo el problema esté solucionado.
En estos temas hay que ser muy riguroso y estricto. Es más, hay que hacerlo de tal manera que, si los técnicos que tienen que constatar el seguimiento de las medidas correctoras comprobasen que éstas no se están llevando a efecto o que no son suficientes para que desaparezcan las graves consecuencias que están produciendo en la actualidad las baterías, habrá que apercibir a Arcelor del posible cierre de la instalación. No se puede jugar con la salud de las personas.
Los ciudadanos de Avilés, pero sobre todo los vecinos de Valliniello y los que están trabajando en el PEPA, así lo demandan. Es un derecho de ellos y un deber del Ayuntamiento el asegurárselo.
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