jueves, junio 01, 2006

Creacion de la Escuela de Capataces de Mieres

Traemos aqui el primer capitulo de un trabajo bastante extenso y bien documentado pubicado en el web "Asturiasliberal. org" donde puede encontrarse la serie completa de trabajos sobre el tema.


GUILLERMO SCHULZ EN ASTURIAS.
Por Luis Jesús Llaneza González [25 Noviembre, 2004]

La historia de la enseñanza de la minería en Asturias tiene un nombre propio: Guillermo Schulz.
En 1833, es nombrado Inspector del distrito minero de Asturias y Galicia, con sede en Ribadeo. A partir de esta fecha centrará primordialmente en nuestra región su actividad laboral y científica durante las dos décadas siguientes, con benéficos resultados para el desarrollo industrial y minero de Asturias. A la par, en el periodo considerado, se producirán determinados eventos de carácter general que afectan a la enseñanza y crecimiento de la minería, con señalada incidencia sobre la industria extractiva asturiana.


Tales serán, a nuestros efectos, la creación del Cuerpo de Facultativos Ingenieros - de Minas (R.O., 21/09/1833), el establecimiento de la Escuela de Minas de Madrid (R.O., 04/07/1834), y la adecuación de la antigua Escuela de Ingenieros de Almadén como Escuela Práctica de Capataces de Minas (R.O., 23/02/1841).

Situémonos en el tiempo. Corren los primeros meses de 1840. Schulz es una personalidad reconocida y admirada en la corte, tanto por su valía técnico-científica como por su dedicación profesional. Sus opiniones son consideradas y su criterio ponderado en su justa medida por la Dirección general de Minas. Su laboriosidad, eficiencia, equidad y sentido de la justicia en el desarrollo de su actividad profesional y la preocupación e interés por todos los aspectos relacionados con su trabajo, han servido para ganarse el reconocimiento y respeto de todas las autoridades regionales y personas relacionadas con el campo minero. Como diríamos hoy, es una personalidad reconocida en la minería española.

EL PROYECTO ECHANOBE.

El Inspector Guillermo Schulz con fechas 14 de febrero, 28 de marzo, y 16 de mayo (1), oficia al Director general de Minas (Rafael Cabanillas) sobre un proyecto de Escuela de capataces mineros para Asturias. En la primera de las cartas oficio notifica la propuesta de D. Francisco Antonio de Echanobe (2) , ingeniero de Caminos al servicio del ministerio de Gobernación en Oviedo, sobre un Proyecto de enseñanza de capataces mineros para la provincia de Asturias, adjuntando las bases generales de dicho plan, elaboradas por el citado señor.

En el oficio promete un informe detallado sobre la cuestión planteada, en el que manifestará su criterio a cerca del mismo. Es interesante resaltar que Schulz aporta diversas ideas al respecto ( le hice yo entonces algunas reflexiones sobre), pero no cita las correspondientes a la enseñanza (modificando en algunos puntos su proyecto), que, sin la mas mínima duda, hizo, tal como se desprende de las bases del proyecto elaborado por Echanobe.

La Dirección general contesta al primer oficio (6 de marzo), acusando recibo y recabando el informe ofrecido por Schulz, al objeto de poder evaluar adecuadamente el proyecto. A finales de mes, D. Guillermo enviará el trabajo solicitado, dónde ofrecerá su criterio sobre el particular. La resolución adoptada por la Dirección un modelo de tacto en la procura de no herir al Inspector le es comunicada el 6 de mayo. Y el 16 de mayo, Schulz se da por enterado de la decisión adoptada por la Dirección general, con lo que se pone fin al expediente.

EL INFORME DE D. GUILLERMO

Esta documentación permite valorar los criterios de Schulz respecto a la enseñanza minera (permanentes en el tiempo), y sirve para determinar de forma fehaciente que las preocupaciones y aportaciones del mismo al tema son muy anteriores a su participación en la non nata escuela de minería de Gijón.

Analicemos las mismas (se aconseja la lectura de los citados documentos en el apéndice documental de este artículo). De la lectura del primer oficio y del proyecto de Echanobe que se adjunta, puede inferirse algunas de las opiniones de Schulz sobre la cuestión. Conjugando con el autor del plan en la conveniencia y necesidad de los capataces de minas (se daría un impulso muy rápido a la industria de Asturias), no tiene el mismo criterio que Echanobe en cuanto a los resultados inmediatos de la instalación, justificado en los múltiples factores que inciden sobre la industria minera en aquel momento (algunas reflexiones sobre la escasez de capitales que retardan el desarrollo de la industria mineril).

Mas dónde los criterios no expuestos de Schulz según mi opinión personal se manifiestan es en las Bases generales. Hay varios apartados del mismo que reflejan el parecer de Schulz sobre la cuestión tratada, mantenidos de forma inmutable a lo largo de toda su vida.(3). Y aunque suscritos por Echanobe es lógico atribuirlos a D. Guillermo. Los conocimientos de Echanobe sobre aspectos específicos de la minería, han de entenderse escasos, dada su especialidad y escasa experiencia profesional en el ramo minero, o, al menos, inferiores a los del Inspector, por cuya razón los criterios de Schulz prevalecerían en las conversaciones mantenidas por ambos - sobre los del ingeniero de caminos.

Esta hipótesis es desgraciadamente incontrastable conforme a la documentación descrita, a causa de la ambigüedad mantenida por el Inspector sobre el tema. Yo sostengo el criterio de que no quiso de modo explícito indicar a la Dirección general su autoría, por lo que utilizó a Echanobe como autor interpuesto.

En el análisis de detalle se denotan meridianamente los criterios de Schulz. La titulación (simbiosis entre conocimientos teóricos y experiencia práctica: ( y haber asistido con aplicación y aprovechamiento un año por lo menos a los trabajos de alguna mina ), las condiciones precisas para poder matricularse en la Escuela, las posibles cátedras (asignaturas) y el esbozo de programa (4) de las cátedras específicas de minería (Rudimentos de mineralogía y geognosia popular y Rudimentos de mecánica práctica y laboreo de minas), responden sin duda a las orientaciones de Schulz (o a su propio juicio).

En el segundo oficio presenta sus criterios siempre mantenidos posteriormente sobre la enseñanza práctica del arte de minería y los condicionamientos existentes en aquel momento para la instalación de una escuela en Asturias. No duda de la conveniencia e importancia de la misma para el desarrollo minero del distrito (reconozco su importancia y las ventajas que con el tiempo deberían resultar del establecimiento de semejante escuela para la industria minera), pero acentúa la necesidad de su adecuación al nivel de formación que se precisa fiel a su norma: conocimientos los necesarios, sin excesos; formación práctica la mejor posible (siempre que la organización de dicha enseñanza fuese perfectamente arreglada a su objeto, es decir, bien proporcionada a la capacidad y el destino de los hombres prácticos que se desean y necesitan).

No pone objeciones a la enseñanza de las asignaturas de tipo general mas no considera Oviedo el lugar más idóneo para la ubicación del centro, en la opinión, permanentemente mantenida, que los centros de enseñanza técnica (sobremanera a este nivel), deben situarse en zonas donde las prácticas puedan ejecutarse de modo real, o sea en centros de trabajo propios de la especialidad que se desea adquirir. Conectando con lo anterior, expone el núcleo de su argumentación: el principal problema va a plantearse en las cátedras íntimamente ligadas a la minería.

Y no sólo en su aspecto teórico y de laboratorio de aula (la dificultad mayor estará quizá en plantear una enseñanza bien útil y práctica de rudimentos de mineralogía, geognosia y mecánica y de laboreo de minas, porque no solo faltan las colecciones indispensables de minerales, rocas y modelos, sino que tampoco sé de fijo que haya disponible en el cuerpo de minas un Ayudante que reúna todas las cualidades requeridas para una enseñanza de aplicación puramente práctica ), sino que también, y esto es para él mucho mas importante, la carencia de explotaciones mineras donde los alumnos puedan realizar prácticas reales, aplicando los conocimientos teóricos adquiridos (lo que sé decir es que en este distrito fuera de la mina de carbón de Avilés y la de Galena de Riotorto no hay todavía trabajos, aparatos y máquinas que puedan servir de verdaderos modelos en materia de laboreo de mina; tenemos si la esperanza de que mas adelante se desenvuelvan con alguna irregularidad (5) las minas de carbón de Santofirme, las de igual clase que se van a principiar en Langreo bajo la dirección de un ingeniero belga bien acreditado, y acaso se verán dentro de pocos años trabajos algún tanto instructivos sobre las trazas de cinabrio en Mieres;)(6) .

A continuación se extiende en varias digresiones, esbozadas ya en su primer oficio, acerca de las razones de toda índole por las que la minería asturiana no avanza adecuadamente en su desarrollo. Infiere, consecuentemente, que la implantación de la escuela de capataces no es el único problema a resolver, que será necesario buscar solución a múltiples cuestiones de muy variada especie y condición para que la región experimente el grado de expansión que las condiciones naturales prometen.

Finaliza el informe indicando que a pesar de todos los reparos expuestos, si la Dirección general dispone de los medios precisos para su realización no debería titubear mucho respecto de su oportunidad. En los párrafos finales notifica su imposibilidad material de hacerse cargo de la dirección de la escuela, tal como se expresaba en el proyecto de Echanobe, dado el exceso de trabajo que recae actualmente sobre él (ni admitir en conciencia, mas cargos de los que en el día me están confiados por la ley y las circunstancias), y congratularse con la aparición del libro de Joaquín Ezquerra (7), tan útil en muchos aspectos para un mejor conocimiento del laboreo de minas. Culmina su informe con la petición de una cátedra de esta materia provista de los medios y útiles adecuados en todas las universidades, o mejor en todos los distritos de minas.

Al concluir el artículo me asalta una duda de imposible resolución: ¿fue Echanobe, realmente, o Schulz (su asesor áulico sin duda alguna), en connivencia con su amigo, quién solicitó la Escuela de Capataces para Asturias? En todo caso lo importante es señalar que la petición fue realizada un año antes del establecimiento de la Escuela de Almadén, por cuya razón, en caso de haber sido aceptada, hubiera sido la primera escuela de capataces creada en España.

(1) Las cartas citadas en el texto se recogen en el apéndice documental de este artículo (docs. nos 1, 2 y 3 respectivamente). Es documentación inédita a la fecha y se encuentra en el Archivo general de la función pública de Alcalá de Henares, Sección de Educación, Legajo 6099.
(2) Para conocer datos biográficos del citado, ver Eugenio Portela Marco en [López Piñero, José M. y otros Diccionario histórico de la ciencia moderna en España vol. I (A-L), p. 291] y [Maffei, Eugenio y Rúa Figueroa, Ramón (1871): Apuntes para una biblioteca española de libros, folletos y artículos, impresos y manuscritos, relativos al conocimiento y explotación de las riquezas minerales y a las ciencias auxiliares, Madrid, TI, ref. 645, p. 203]
(3) Ver reglamento y plan de estudios de la escuela de capataces de Asturias, obra de Guillermo Schulz. Ambos se incluirán como apéndices documentales en los penúltimo y último artículos de esta serie.
(4) En la lectura del documento anexo nº 2, he transcrito la palabra escabación tal como aparece en el original. La s se utilizaba, indistintamente con la x, en aquella fecha. Pero la b es debida a un error ortográfico del amanuense, de Echanobe, o del propio Schulz, quien, dicho sea de paso, escribía en lengua española con una corrección y dominio de vocabulario dignos de admiración.
(5) El término irregularidad no parece ajustarse al sentido de la frase. Puede corresponder a un error de transcripción o bien que Schulz considere que las minas de Santofirme pueden presentar problemas en su correcta explotación. Yo me inclino por la primera interpretación.
(6) Para conocer la situación real de la minería asturiana en el momento considerado, ver: [Schulz, Guillermo (1841): Estadística de la minería de Asturias y Galicia, Madrid, 16 pp.] (Existe edición facsímil realizada por Librería Anticuaria (1994), Oviedo) Ver también: [Schulz Guillermo (1841): Algunos datos para la historia moderna de la minería en Asturias y Galicia. Anales de Minas TII, pp. 254 a 262]. Ha sido también editado en folleto, Madrid (1841)
(7) Joaquín Ezquerra de Bayo: Elementos de laboreo de minas (1851) (2ª Edición). La primera edición es de 1838.

APÉNDICE DOCUMENTAL

DOCUMENTO Nº 1

Con fecha 14 de febrero de 1840, es remitido al Sr. Director general de minas del Reyno, el siguiente oficio (nº 17 del año, de la Inspección de Minas del Distrito de Asturias y Galicia) sobre bosquejo de proyecto de una escuela de capataces mineros para Asturias .

Hallándome el otoño último en Oviedo en conversación con el Ingeniero de caminos D Francisco Antonio Echanobe me presentó y consultó este las bases generales de un proyecto de escuela de capataces mineros para dicho país, creyendo que proporcionándose estos inteligentes prácticos se daría un impulso muy rápido, grande y provechoso a la industria de Asturias, cuyo suelo encierra tantas y tan diversas riquezas minerales que esperan para su circulación la mano de facultativos.
Aunque la idea del Sr. Echanobe es exacta en su mayor parte y merece desde luego el aprecio de todo hombre amante del país y de la industria nacional no es su ejecución tan fácil como parece, ni sus consecuencias son tan inmediatas y grandiosas como el autor del proyecto ardientemente deseaba; le hice ya entonces algunas reflexiones sobre la escasez de capitales industriales, y la falta de espíritu y costumbre de asociación y otros obstáculos físicos y morales que retardan el desarrollo de la industria mineril en las montañas de Asturias y en todo el distrito a mi cargo: no obstante, el Sr. Echanobe, modificando en algunos puntos su proyecto, me lo entregó poco después en la forma aproximadamente del adjunto bosquejo, rogándome que lo elevase a la consideración de esa Dirección general, mientras que por conducto del Sr. Jefe Político de Oviedo fuese igualmente presentado a V.S. y a la Dirección general de estudios.

Mis muchas y perentorias ocupaciones que constantemente me han atareado desde entonces acá y la falta de salud que al mismo tiempo he padecido, han estorbado e impiden todavía que yo medite detenidamente sobre este asunto, por lo que, y por no retardar más la noticia del proyecto del Sr. Echanobe, lo remito adjunto en el mismo estado de bosquejo general, reservándome para otra época los comentarios o sea la exposición de las dificultades por vía de informe detallado que V.S. acaso apetezca.
Dios guarde a V.S. muchos años. Rivadeo, febrero 14, 1840
Guillermo Schulz (Firmado y rubricado)
Señor Director general de minas del Reyno.

En este documento aparece una nota, con fecha 6 de marzo de 1840 y rúbrica del Director general, del tenor siguiente: Particípese el recibo y que se espera el informe que ofrece para examinar el proyecto (Fue enviado el 11 de marzo)

Bases generales de un Proyecto de enseñanza de capataces mineros para provincia de Asturias.

CATEDRAS

Matemáticas elementales.- Dibujo.- Física y Química.- Rudimentos de mineralogía y geognosia popular.- Rudimentos de mecánica práctica y laboreo de minas.

ENSEÑANZA

Aritmética y geometría práctica y trigonometría rectilínea.- Elementos generales de dibujo, y dibujo lineal.- Elementos de física y química aplicadas a las . . . (ininteligible).- Conocimientos prácticos de los minerales útiles o preciosos o de las rocas más generales, con el modo de hallarse ambos en la corteza del globo.- Método de hacer y fortificar toda clase de excavaciones.- Métodos y aparatos más comunes de ventilación y desagüe.- Métodos y aparatos más frecuentes de extracción o transporte.- Manejo de la brújula.

PROFESORES

El profesor de matemáticas de la sociedad económica.- El profesor de dibujo de la sociedad económica.- El profesor de química aplicada de la sociedad económica.- Un ayudante del cuerpo nacional de minas.- El mismo profesor de la cátedra anterior.

Medios de establecer y costear esta enseñanza

Las tres primeras cátedras ya existen en Oviedo bajo la protección de la Sociedad económica de amigos del país, y caso de que el curso de ellos para este objeto especial fuese ser separado a fin de ser más breve, mas conciso y más práctico, la Sociedad económica a la Diputación provincial señalarían una gratificación o sobresueldo a los respectivos tres profesores; y las mismas corporaciones darían el local para las otras dos cátedras que deberían costearse por la Dirección general de minas tanto respecto del profesor de ella, cuanto a colecciones de minerales, útiles y rocas, modelos y diseños de herramientas, instrumentos y máquinas.
La Dirección de esta enseñanza estaría a cargo del Ingeniero Inspector de minas del distrito.
El profesor de laborío de minas haría las veces de Vicedirector de la enseñanza.

Alumnos

Estos deberán tener 18 años, estar bien constituidos, saber leer y escribir medianamente, haber tenido dos años de buen aprendizaje de carpintero, de mampostero y cantero, o de herrero: acreditar buena conducta en todos conceptos.
Para obtener el título de capataz deberán ser aprobados en los ramos de las enseñanzas arriba indicadas, y haber asistido con aplicación y aprovechamiento un año por lo menos a los trabajos de alguna mina dirigida por un Ingeniero.

Es copia del proyecto de D. Francisco Antonio Echanobe.
Schulz (Firmado y rubricado)

DOCUMENTO Nº 2

Con fecha 28 de marzo, es enviada al Director general el siguiente informe (nº 29 de 1840, de la Inspección, sobre el proyecto de una escuela de Capataces mineros en Asturias

Proyecto de una escuela de capataces mineros en Asturias

He recibido el oficio de V.S. de 11 del corriente en que avisándome el recibo del proyecto de una escuela de capataces mineros formado por el Ingeniero de Caminos y Canales D. Francisco Antonio Echanobe tiene V.S. a bien pedirme mi parecer sobre el particular.

En primer lugar debo manifestar, que habiendo padecido todo este invierno dolencias de la cabeza a penas bastan mis fuerzas para atender a los negocios corrientes e indispensables de esta Inspección y no me hallo en estado de meditar detenidamente sobre un asunto de esta clase; sin embargo reconozco su importancia y las ventajas que con el tiempo deberían resultar del establecimiento de semejante escuela para la industria minera no solo de este distrito sino también de otras provincias adyacentes, siempre que la organización de dicha enseñanza fuese perfectamente arreglada a su objeto, es decir, bien proporcionado a la capacidad y el destino de los hombres prácticos que la desean y necesitan.

Nada diré por ahora de las circunstancias favorables o desfavorables de la ciudad de Oviedo para un establecimiento de enseñanza de esta clase, aunque me parece que estaría mejor en un pueblo más industrial. No dudo de que los tres profesores de matemáticas, de física y química y de dibujo ya establecidos en Oviedo, y algún tanto acostumbrados a instruir a artesanos, llenarían a satisfacción completa el nuevo cargo que según el proyecto de Echanobe se les añadiera; ni desconfío de que la Sociedad económica del país y la Diputación provincial presten los ausilios con que de su parte se cuenta; la dificultad mayor estará quizá en plantear una enseñanza bien útil y práctica de rudimentos de mineralogía, geognosia y mecánica y de laboreo de minas, por que no solo faltan las colecciones indispensables de minerales, rocas y modelos, si no que tampoco sé de fijo que haya disponible en el cuerpo de minas un Ayudante que reúna todas las cualidades requeridas para una enseñanza de aplicación puramente práctica. Lo que sé decir es que en este distrito fuera de la mina de carbón de Avilés y la de galena de Riotorto no hay todavía trabajos, aparatos y máquinas que puedan servir de verdaderos modelos en materia de laboreo de minas; tenemos si la esperanza de que más adelante se desenvuelvan con alguna irregularidad las minas de carbón de Santofirme, las de igual clase que se van a principiar en Langreo bajo la dirección de un ingeniero belga bien acreditado, y acaso también se verán dentro de pocos años trabajos algún tanto instructivos sobre las trazas de cinabrio en Mieres; pero todas estas empresas ya tienen que remediarse entretanto con las poquísimas personas aptas que hay en el día y que forman sus capataces a medida que se estienden y complican sus faenas.

Esta última circunstancia es todavía mas sensible en las demás minas del distrito, que se hallan distantes de la residencia de sus dueños, como v.g. algunas de cobre, otras de estaño y muchas de hierro, que luchan hace tiempo con la falta de capataces inteligentes, mientras que algunas están enteramente paralizadas o suspensas por esta misma escasez de personas inteligentes, como sucede con las de cobalto, algunas de estaño, otras de galena argentífera, etc., etc.
Seguramente la falta de buenos capataces es uno de los mayores obstáculos para que se multipliquen y prosperen las empresas mineras en este distrito; pero no es el único inconveniente porque la escasez de capitalistas industriales, el poco espíritu de asociación de los naturales; lo muy quebrado del país, el insoportable estado de sus caminos de travesía y de las posadas, el clima variable y violento, las mas veces molesto por lluvias, vientos recios y sol fuerte, hacen casi imposible el viajar por estas montañas y quebrados, y son la causa de que los habitantes acomodados no piensen en especulaciones industriales a alguna distancia de su casa y menos en empresas de minas que tanta paciencia y tan extraordinarios afanes y cuidados exigen, y de que hasta el día hay pocos ejemplos plausibles en este país.

También es un embarazo para el pronto desarrollo de la minería en este distrito la falta de bosques y maderas, y la dificultad de adquirir locales proporcionados para oficinas de beneficio por razón de propiedad, las más veces vinculadas en familias distinguidas que suelen mirar la industria mineril con bastante aversión y repugnancia, acaso por lo mismo que las leyes de aquella no guardan a favor de los bienes vinculados y terrenos de señorío las exenciones y privilegios a que sus dueños, administradores y colonos estén acostumbrados.

Estas circunstancias que no todas son remediables al pronto, deben tenerse en cuenta para no errar el cálculo respecto del buen efecto de una escuela de capataces en este país; no obstante soy de opinión que semejante establecimiento siempre que se plantee y organice según corresponda a su objeto, sería uno de los más útiles que puedan fundarse en el país, y si esa Dirección general tuviese los medios de hacerlo no debería titubear mucho respecto de su oportunidad.

Siento en extremo que por ahora no pueda yo ofrecerme a contribuir con mi poca experiencia a la realización de este pensamiento, ni menos a tomar sobre mi el cargo de dirigir la mencionada enseñanza, el cual según el proyecto del Sr. Echanobe había de unirse a los de la Inspección de minas del distrito: conozco la extensión y gravedad de estos y también lo limitado de mis fuerzas; mientras aquellos no se minoren o modifiquen y mientras mi salud sufra los quebrantos de ahora, me es del todo imposible desempeñar, ni admitir en conciencia, más cargos de los que en el día me están confiados por la ley y por las circunstancias.

Entretanto me sirve de mucho consuelo en este particular la excelente obra que sobre labores de minas ha publicado mi compañero D. Joaquín Ezquerra, la cual, aunque no escrita solamente para instrucción de capataces, contiene para estos innumerables datos preciosos y seguramente todas las luces que puedan apetecer en materia de explotación y en lo tocante a máquinas y aparatos necesarios para ella; y puesto que las cátedras de matemáticas, física y química y también las academias de dibujo ya no escasean tanto en nuestras provincias, lo que más urge en el día es difundir el conocimiento de los minerales útiles y preciosos en todas sus variedades y de la disposición en que suelen encontrarse en la corteza del globo; pero esto no es factible con solo publicar una obra popular al efecto, sino que es forzoso establecer una cátedra de esta clase, provista de sus colecciones correspondientes, por lo menos en todas las universidades, o mejor en todos los distritos de minas.


Estas son en mí entender las reflexiones, que, aún que mal ordenadas, debo hacer presentes a la consideración de V.S. en cumplimiento de su citado oficio a que tengo el honor de contestar.

Dios guarde a V.S. muchos años. Rivadeo Marzo 28 de 1840 Guillermo Schulz (Firmado y rubricado)
Señor Director general de minas del Reyno.

DOCUMENTO Nº 3

En el margen izquierdo del documento número 2 de este apéndice, aparece el siguiente texto (datado en 29 de abril de 1840 y con la rúbrica del Director general de minas) que en mi criterio coincide con el oficio enviado a Schulz, ya que en la parte inferior aparece signada la fecha del 6 de mayo.

El texto dice así:
Madrid, 29 de abril de 1840
De conformidad con el dictamen de la Junta Consultiva, no obstante la conveniencia y ventajas que produciría el difundir por el medio que se propone los conocimientos de la minería, no siendo las actuales circunstancias a propósito y careciéndose ahora de facultativos del ramo que puedan encargarse de la enseñanza de los tratados técnicos en dicha escuela proyectada, no es posible por ahora entrar en el examen de este asunto.
Y dígase así al Ingeniero

Con fecha 16 de mayo de 1840, es remitido al Sr. Director general de minas del Reyno, el siguiente oficio (Nº 45 del año, de la Inspección de Minas del distrito de Asturias y Galicia), sobre recibo del oficio de 6 de mayo sobre el proyecto de escuela de capataces mineros de Asturias”.

El Texto dice así:
Quedo enterado de la resolución provisional de V.S. de 6 del actual acerca del proyecto de una escuela de capataces mineros en este distrito, cuyo asunto se ha servido V.S. diferir oportunamente para otra época por no haber en el día facultativos del ramo disponibles para este objeto.

Dios guarde a V.S. muchos años. Rivadeo 16 de mayo de 1840
Guillermo Schulz (Firmado y rubricado)
Señor Director general de minas del Reyno.

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