viernes, mayo 09, 2008

Alegación presentada por la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Publica (AVPIOP) al Plan Especial de Renovación Urbana para la zona de De

REMITIDO por AVPIOP

La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública ha presentado ante la Dirección de Urbanismo del Ayuntamiento de Barakaldo una alegación solicitando la conservación de la estación de Barakaldo-Desierto manteniendo el nivel de protección que en su día aprobó el propio Ayuntamiento tal y como certifica el Plan General de Ordenación Urbana de Barakaldo.

La estación de Barakaldo- Desierto es la única de las estaciones originales de segunda categoría que se mantiene activa del ferrocarril de Bilbao a Portugalete.

Esta línea, surgió como prolongación de la línea de Bilbao a Tudela, para dar servicio a los pueblos de margen izquierda del Nervión y al puerto de refugio que en aquellos años se proyectaba en el Abra. La concesión del trazado fue otorgada en 1881, a la Compa¬ñía constructora y explotadora del nuevo ferroca¬rril, cuyos titulares eran José María Arteche y el polifacético ingeniero Pablo de Alzola. Éste fue quien elaboró el proyecto original, tanto del recorrido que debía seguir la línea férrea como de las estaciones, viaductos y demás obras de infraestructuras.

Como estaciones terminales de la línea Bilbao-Portugalete, Pablo de Alzola proyectó dos edificios bien dispares con el afán de integrarlos adecuadamente en la trama urbana de ambas villas. El de Portugalete, un edificio de composición clásica con influencias francesas que encajaba con el entorno residencial y veraniego del Portugalete de la época, y que hace décadas que ha perdido su uso ferroviario acogiendo equipamientos municipales.

La estación de Bilbao en el muelle de La Naja, desaparecida en los años treinta, llevaba una rica decoración de mosaicos de mayólica, frontones calados, tejas y cresterías vidriadas con un rico cromatismo que se inspiraba en las estaciones metropolitanas de Nueva York.

La de Barakaldo, se construyó como estación de segunda categoría. Como en el resto de la obra, Alzola utiliza sus destrezas profesionales como ingeniero, creando una arquitectura funcional, de economía, aunque no exenta de voluntad de integración con la plaza del Desierto, centro neurálgico del municipio, con la que lindaba y próxima a las instalaciones de Altos Hornos de Vizcaya.

En su obra "La estética en las obras públicas", seguramente uno de los primeros ensayos aparecidos en el mundo sobre arte e ingeniería, Alzola ya manifestaba la necesidad de compatibilizar los valores técnicos y estéticos de la ingeniería y de la arquitectura.

El 19 de marzo de 1888 entraba en funcionamiento la línea entre Bil¬bao y Desierto, y el 24 de septiembre del mismo año, entre Bilbao y Portugalete.

En 1898 la Revista de Obras Públicas, perteneciente al Cuerpo Nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos reproducía la estación en la portada de su número del mes de abril, un evidente signo de reconocimiento de los valores arquitectónicos e ingenieriles de la línea Bilbao-Portugalete y de la estación Desierto en particular. En las primeras décadas del siglo XX la estación fue reformada y ampliada pero siempre de manera respetuosa con el edificio original. Lo que ahora se proyecta es la sustitución de la vieja estación por una nueva, sin ninguna voluntad de integración ni respeto por el valor simbólico que posee para la que ha sido para los baracaldeses puerta de entrada al municipio durante los últimos 120 años de historia.

En la última década tras la desaparición de AHV y el desarrollo del plan Urban-Galindo que en esta zona de Barakaldo viene dirigiendo Bilbao Ría 2000, solo las viejas oficinas de AHV, el edificio Ilgner y la estación han perdurado. De hecho, el Plan General de Ordenación Urbana del municipio incluyó la estación en el catálogo de edificios a conservar (conservación de fachada). Además, está incluida en el Inventario Provisional del Patrimonio Industrial y el Centro de Patrimonio Cultural Vasco la considera como un elemento que debe ser protegido.

Sin embargo, ahora el ayuntamiento baracaldés ha decidido descatalogar el edificio para permitir su derribo, tras la petición realizada por Bilbao Ría 2000. Esta empresa pública proyecta su desaparición para construir una pasarela sobre el parque de vías, sin haber presentado un proyecto alternativo que permita conservar la estación.

Una empresa pública y un ayuntamiento, que deberían ser los garantes de la conservación del patrimonio histórico municipal, muestran un nulo respeto al patrimonio, incapaces de asumir que los viejos edificios pueden ser fácilmente adaptados a las nuevas necesidades y sin tener en cuenta las recomendaciones hechas por el Plan Vasco de la Cultura para “Promover las intervenciones de rehabilitación y reutilización de elementos de Patrimonio Industrial convenciendo al sector privado acerca de las posibilidades de rentabilidad económica, además del valor añadido en lo que respecta a la imagen”.

Entendemos que la descatalogación patrimonial es un hecho grave y tiene que estar muy motivada y así se ha pronunciado además el Ararteko en otras ocasiones. Lo cierto es que este mismo ayuntamiento ya descatalogó el pasado año otro patrimonio protegido y de propiedad municipal. Se trataba de las casas de Orconera, últimos vestigios de lo que fue la primera ciudad jardín construida en Euskal Herria y que fue derribada apresuradamente el pasado verano sin que desde entonces se haya acometido ninguna intervención urbanística en el solar que ocupaba.
Al mismo tiempo se derribaban todas las instalaciones del Sefanitro sin que las instituciones hicieran nada por el mantenimiento de algunas de sus instalaciones, verdaderos hitos de la arquitectura moderna española como lo reconocía el DOCOMOMO (Documentación y Conservación del Movimiento Moderno en Europa).

Y antes también sucumbió la Central Térmica de Burtzeña, extraordinario testigo arquitectónico de la historia de la electricidad en la mitad norte peninsular.

A esta lista habría que añadir la lamentable desaparición del “kiosko” de la Herriko Plaza, una hipérbole parabólica que mientras era derribada, la obra de su autor, Felix Candela, era reconocida en el Centro Pompidou de París en una magna exposición sobre las grandes obras de ingeniería del siglo XX.

Todas ellas iniciativas bien distintas a las que en toda Europa se ponen actualmente en práctica. Ejemplar es la intervención que lleva a cabo el proyecto 22@ en la antigua zona industrial de Barcelona. Allí la regeneración urbana propone una nueva ciudad en la que conviven empresas innovadoras, centros de investigación, de formación y de transferencia de tecnología, 4.000 nuevas viviendas de protección oficial, 145.000 m2 de suelo dedicado a equipamientos y la conservación del patrimonio industrial del barrio gracias a la aprobación del Pla de Protecció del Patrimoni Industrial, redactado entre 22@Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona, en el cual se conservan 114 arquitecturas industriales de interés.

Una ciudad “tolerante” capaz de hacer convivir lo viejo y lo nuevo reflejando nuestras necesidades de continuidad, porque los paisajes que se recuerdan, que estuvieron aquí antes que nosotros acaban con el carácter extraño de las ciudades de nueva planta, y el apego a los edificios viejos pone de manifiesto nuestra necesidad de permanencia cuando el ritmo de cambio supera la capacidad que tenemos para absorberlo.

Atentamente,
Fdo.: José Eugenio Villar
Presidente
9 de mayo de 2008



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